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El antes (izquierda) y el después (derecha) de una de las pinturas murales restauradas. SUR
El asombroso antes y después tras la restauración de unas pinturas murales en un futuro hotel en la calle Álamos

El asombroso antes y después tras la restauración de unas pinturas murales en un futuro hotel en la calle Álamos

La minuciosa labor de los restauradores permite rescatar escenas en todo su esplendor pese a encontrarse muy deterioradas

Jesús Hinojosa

Málaga

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Domingo, 19 de agosto 2018

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Como informó este periódico el pasado 29 de julio, las obras para reformar una casona existente en el número 41 de la calle Álamos para convertirla en un hotel de cuatro estrellas han sacado a la luz valiosas pinturas murales, datadas en los siglos XVIII y XIX, no solo en su fachada exterior, sino también en el interior de su estancia principal, situada en el primer piso del edificio. Esta labor, realizada por la empresa TARMA Restauración y Patrimonio, bajo la coordinación del arquitecto Fernando Pérez del Pulgar, del estudio 969 Arquitectos, ha permitido rescatar curiosas escenas de labores relacionadas con la pesca que se encontraban ocultas bajo capas de anteriores revestimientos.

Resulta muy llamativo comprobar el antes y el después de estas pinturas tras el proceso de restauración al que han sido sometidas y que ha estado condicionado porque los muros que las contienen fueron picados décadas atrás para que agarrara sobre ellos algún tipo de mortero que tapó esta singular decoración.

Mover la línea central de un lado al otro para ver el cambio

En las imágenes puede observarse cómo la labor de los restauradores ha consistido en rellenar cada uno de los pequeños hundimientos de la pared provocados por el picado, y reitegrar a continuación los colores y los dibujos que se habían perdido, siempre a partir de la información que ofrecen los trazos conservados, refrescándolos para que vuelvan a lucir en todo su esplendor.

En el edificio, que abrirá sus puertas como hotel este próximo otoño, han aparecido hasta tres escenas costumbristas plasmadas en los muros de la que sería la habitación principal de la casa. No está clara su autoría ni su fecha, pero constituyen un insólito ejemplo de la destreza con la que trabajaban los artistas que enriquecían con sus pinceles la sencilla arquitectura barroca. En una de las pinturas están representados siete personajes que parecen preparar a la orilla del mar los frutos de la pesca en un caldero. Uno de ellos está pescando. Al fondo, aparece un castillo elevado sobre un monte que podría ser una visión idílica de Gibralfaro.

Las otras dos escenas, trazadas igualmente a modo de cuadros en el otro extremo de la estancia, divivida para generar dos habitaciones del hotel, también están relacionadas con el ambiente marino. En una de ellas se aprecian barcas con redes, personajes pescando y otros arrastrando el pescado hacia la orilla.

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