Buen ambiente en calle Larios, sin aglomeraciones y con intensa vigilancia policial
El puente de diciembre arranca en Málaga con frío y con poco público en los comercios y mercadillos navideños
Una semana después de que Málaga encendiese su alumbrado navideño, el foco volvía a estar en calle Larios. Tras una inauguración descafeinada, sin espectáculo ... musical, pero con imágenes de aglomeraciones en momentos puntuales, el inicio ayer de un largo puente festivo hizo temer lo peor. Pero, las luces ya encendidas a las cinco de la tarde, a plena luz del día, y una intensa vigilancia policial evitaron en todo momento que se formaran grandes grupos de personas. La mayor afluencia de público, se produjo una hora después, cuando coincidieron en esta vía principal los viandantes y los clientes y trabajadores que salían de bares y comercios tras el cierre a las seis de la tarde impuesto por la pandemia del Covid-19. Sin embargo, el amplio dispositivo, con grupos de agentes repartidos a lo largo de toda la calle y el incesante paso de vehículos policiales (llegaron a coincidir hasta cinco) impidieron que se concentrase la gente y permitieron que se pudiera pasear con suficiente distancia. Solo veinte minutos después, la afluencia de público empezó a disminuir y, a las siete de la tarde, el trasiego se redujo considerablemente. También lo hizo la circulación de vehículos de la policía. «La gente se ha comportado y todo el mundo llevaba mascarilla. El paso de coches policiales ha ayudado a evitar concentraciones y no las habido en ningún momento», aseguraron fuentes de la Policía Local a pie de calle y que pudo constatar este periódico.
Ya con una calle Larios más holgada, el trasiego ininterrumpido dio paso a un ambiente más tranquilo con parejas haciéndose selfies, algunas familias bailando con los ritmos navideños y vendedores de globos, que volvieron a sus puestos tras quedar libre gran parte de la vía.
Acababa así una jornada comercial que fue tan fría como las fuertes rachas de viento que soplaron ayer en Málaga. Ni el centro, ni los puestos navideños del Parque, ni el mercadillo del Muelle Uno, ni siquiera el mercado Sabor a Málaga fueron lo que tradicionalmente eran otros años, un hervidero de gente comprando regalos o degustando productos de la tierra.
A media mañana, el centro presentaba una imagen más propia de domingo que de sábado, con goteo de personas paseando, pero con tiendas prácticamente vacías. Desolador el panorama en los puestos navideños del Parque durante todo el día, inimaginables sin las típicas aglomeraciones y sin el estallido de pequeños petardos a cada paso. Menos puestos, apenas clientes y gélidas recaudaciones en una jornada atípica. «Los ingresos en muchas familias han caído y eso se nota. Ahora, es tiempo de sobrevivir, más que de gastar», declaró Carlos Barceló, que desde hace diez años instala por estas fechas su negocio de camisetas en el Parque.
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Con control de aforo (máximo 300 personas) y gel hidroalcohólico en las entradas, el Gran Mercado Sabor a Málaga nada tenía que ver ayer con las estampas de otros años. Con aforo casi completo en contadas ocasiones, no registró colas para entrar. Ni aglomeraciones alrededor de los puestos, ni empujones para degustar productos, ni prolongadas esperas para adquirir quesos, aceites, dulces o embutidos típicos de los pueblos de Málaga. La clave la apuntó José Luis Lucena, que se ha estrenado este año en esta cita gastronómica con su puesto Aceitunas Lucena, de Coín. «Hay poco público, pero es que la gente de los pueblos no puede venir y eso se nota», lamentó.
La otra cita comercial estuvo en Muelle Uno, aunque la escasa afluencia de público en el mercadillo, sobre todo por la mañana, contrastó con la animación que tuvo la tómbola que tradicionalmente organizan las antiguas alumnas del colegio La Asunción y que este año la asociación Nuevo Futuro instaló en Muelle Uno por el Covid-19. Allí permanecerá del 5 al 8 de diciembre y los días 12 y 13 de este mes de 10.00 a 18.00 horas.
Con más de 5.000 premios y papeletas a un euro, la gente respondió a la llamada solidaria de la asociación, que tutela con la Junta de Andalucía seis hogares, con 47 niños en acogida. Pero esta tómbola es solo una parte de un rastrillo que desde hace años se celebra en el Palacio de Ferias y que en esta ocasión ha tenido que reinventarse con la pandemia. «Las expectativas este año no se pueden comparar a las de otros y, por eso, hemos tenido que cambiar las telas y los alfileres por ordenadores para poner en marcha una web (www.elrastrillomalaga2020.org) con todos los puestos del rastrillo», explicó Cheli Peralta, secretaria de la junta directiva de Nuevo Futuro.
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