Un precedente en Málaga: el fontanero gigoló que se hacía pasar por agente
Se inventó un trabajo en comisaría que le sirviera de coartada en sus relaciones, ya que tenía una novia los días laborables y otra los fines de semana
Juan Cano
Domingo, 10 de enero 2016, 00:32
El caso de Ángel L. F., el falso inspector detenido por una treintena de estafas por Internet, tiene un curioso precedente en Málaga: el fontanero ... gigoló que se hizo pasar por policía como coartada para ocultar su doble vida, ya que tenía una novia los días laborables y otra los fines de semana.
el suceso
La doble vida de un falso policía
Salvando las distancias, hay ciertos paralelismos entre los dos casos, ya que ambos utilizaban la identidad policial para engatusar a sus parejas. Pero el fontanero, además, habría llegado a estafarlas. A una de sus novias le habría robado joyas que luego vendió, mientras que a la otra, entre unas cosas y otras, le habría sustraído más de 1.200 euros. La tercera de sus víctimas fue su excuñado, al que supuestamente defraudó 1.000 euros.
La historia, publicada en SUR, se remonta al mes de marzo de 2009. Antonio C. D., natural de Canarias, de 41 años, conoció a las chicas por Internet. Se presentaba como agente de la autoridad y decía ser hijo de un comisario que tenía mucha influencia en la policía, según informaron entonces fuentes próximas a la investigación. Para dar credibilidad a su historia, adquirió una placa falsa y unos grilletes que llevaba en su coche, por lo que no despertaba las sospechas de sus víctimas.
Pese a que en aquel momento sólo llevaba unos meses viviendo en la provincia, el supuesto policía mantenía relaciones sentimentales con dos mujeres al mismo tiempo y una tercera en proyecto, todas en Málaga. Repartía su tiempo entre las dos primeras. De lunes a viernes veía a una de sus novias, de 36 años. A la segunda, de 29, le decía que sólo podía estar con ella los fines de semana. Para justificar sus ausencias, apelaba a su supuesto trabajo en la Comisaría Provincial.
Antonio aprovechaba la confianza que inspiraba en las chicas para, supuestamente, estafarlas. A su pareja durante los días laborales le habría sustraído en su casa joyas de alto valor para venderlas. Por otro lado, el detenido alquilaba coches a nombre de su segunda novia y conseguía que ella los pagara diciéndole que la policía le abonaría esa cantidad. Al parecer, también utilizó la tarjeta de crédito de la joven para efectuar varios reintegros en cajeros automáticos por valor de 1.200 euros. De su excuñado habría obtenido 1.000 euros como anticipo por la venta a precio de ganga de un coche intervenido por la policía. Evidentemente, la entrega del vehículo nunca llegó a producirse.
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