El pellizco del quinto premio cae en Pedregalejo: «Aquí hay mucha gente necesitada»
El estanco de la calle Bolivia reparte 120.000 euros a través 20 décimos, vendidos todos por máquina
La felicidad en pequeñas dosis. A las 10.15 horas ha salido el 06293. Un número cuyo papel vale en estos momentos 6.000 euros ... , al corresponder a uno de los quintos premios del sorteo de Lotería de Navidad. El estanco en la calle Bolivia 71, que regenta desde hace siete años María Florido, ha vendido 20 décimos. «Todos por máquina», resalta la administradora con ímpetu. Igual sirve para que desaparezca de una vez la desconfianza que todavía suscitan estos décimos entre los potenciales compradores. «Salen corriendo cuando se enteran de que ya no quedan décimos tradicionales», asegura.
Ahora descorcha una botella de champán y ha necesitado de voluntarios para que se pongan para la foto. Ningún premiado se ha acerado a esta administración que aún no tiene nombre. «Se llamará Las Tres Niñas en breve», adelante María. ¿Acaso tiene tres hijas? «Tengo dos, una estudia Derecho y la otra está haciendo oposiciones». Igual ella se incluye en la ecuación, a pesar de tener ya 50 años. Una edad que no le importa confesar y de la que no reniega.
En total, María ha dispensado 120.000 euros. No es el primer premio que vende: «En 2018 di un segundo premio». Los 6.000 euros de cada décimo no dan para grandes alucinaciones. La jubilación voluntaria y la mansión en las colinas de El Limonar tendrán que esperar. «Me hubiera gustado dar un premio más grande», admite María entre llamada y llamada. El móvil no deja de sonar y a ella se le dibuja una sonrisa cuando confirma que sí, que ha dado un quinto premio.
Ella no lo lleva y ahora pasa a explicar la vocación del lotero: «Lo que más ilusión me hace es pensar que sirve para ayudar a la gente. Yo no quiero que me toque a mí». La calle Bolivia pertenece a Pedregalejo. «Aquí hay muchas necesidades», señala María y estima que 6.000 euros pueden servir para ofrecer un respiro momentáneo.
El número por el que se hubiera formado una revolución en uno de los barrios más señeros de Málaga era el 60.943. De este número, María ha llegado a vender 400 décimos. Si se hace la multiplicación, 128 millones, después de impuestos.
José Salomo es uno de los pocos vecinos que se han acercado a esta administración de lotería, si se resta algún despistado que ha venido a comprar tabaco, pero al que María ha tenido que recordar que «estamos cerrados».
José tiene 67 años y esta mañana se ha levantado con la misma ilusión que siempre, a pesar de la certeza de que su cuenta corriente no iba a sufrir grandes fluctuaciones: «Yo no compro lotería de ningún tipo, pero he venido a dar la enhorabuena a María. Aquí somos gente humilde». A las 12:30 horas, lo único que recuerda ya a un premio, es el letrero que María ha colocado en la fachada de su estanco. 06293 en grandes números de molde, que empiezan a descolgarse por una esquina. La persiana ya está bajada. Casi un domingo como cualquier otro.
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