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Boris Johnson, en Bruselas durante la última reunión negociadora sobre el 'brexit'. reuters
Boris Johnson prepara buques patrulleros contra los pescadores europeos

Boris Johnson prepara buques patrulleros contra los pescadores europeos

El primer ministro británico ha chocado con la intransigencia de la UE en su pretendido 'brexit' limpio, pero también hay dudas de que él realmente quiera un acuerdo

iñigo gurruchaga

Londres

Sábado, 12 de diciembre 2020

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El duelo entre los dirigentes de la Unión Europea, exigiendo un coste ejemplar al primer país que abandona su estructura, y un Gobierno británico que no inspira confianza en este inicio de la andadura de un «Reino Unido global» podría desembocar este domingo en una separación sin acuerdo sobre la futura relación comercial, la cooperación judicial o en investigación y otras áreas.

Sería en el argot de esta ya larga saga, el 'brexit' fuerte, abrupto, salvaje, por contraste con el 'brexit' suave, menos pródigo en adjetivos. Para confirmarlo, tras recibir la propuesta de Bruselas para que sus pesqueros faenen un año más en aguas británicas, el Gobierno de Londres anunció en la noche del viernes la alerta de buques patrulleros con capacidad de portar helicópteros para arrestar a quien pesque en sus aguas, a partir del 1 de enero próximo.

No puede descartarse que la conversación que mantendrán la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el primer ministro británico, Boris Johnson, sobre el diálogo de los comités negociadores, concluya con un nuevo aplazamiento, como en su cena del miércoles. O quizás no vean sentido a prolongarlo, cuando los obstáculos parecen inamovibles y quedan menos de 20 días para la separación.

Tampoco sabemos si la diplomacia de Johnson está guiada, además de por su afán de no parecer la parte culpable de un 'brexit' abrupto, por su convicción privada de que una separación limpia es mejor. El país «prosperará vigorosamente» sin acuerdo, ha dicho varias veces. Será «maravilloso, porque podremos hacer lo que queramos», afirmó este sábado.

En la decantación del 'brexit' desde 2016, el de tipo 'suave' ya perdió durante en el tiempo de Theresa May. Su propuesta de seguir en la unión aduanera pero fuera de la UE era claramente peor que estar dentro. La victoria radical, cuya bandera enarboló Johnson, da sentido al resultado del referéndum. La alternativa no era suave sino permanecer, lo que la mayoría de británicos prefiere en todas las encuestas desde junio de 2017.

Desacreditada la salida suave, el 'brexit' no tiene porqué ser duro, puede ser también limpio. Gerald Lyons, economista en la City financiera, fue asesor de Boris Johnson en la alcaldía de Londres. En el informe que le pidió el alcalde sobre la UE llegó a la conclusión de que era mejor quedarse. Sin embargo, en 2017 publicó 'Clean Brexit' junto al periodista Liam Halligan.

Abogaban por abandonar el mercado común y la unión aduanera. La UE es para ellos el Titanic, promoviendo ideales de más unión mientras el fallido euro, la inmigración, el libre movimiento, el envejecimiento de la población, el exceso de regulaciones, la burocracia,… van hundiendo el barco. Es una versión persistente del euroescepticismo británico.

Gran futuro

En 1973 la Comunidad Económica Europea sumaba el 26% del PIB mundial y la UE, hoy, un 20%. Las exportaciones británicas han pasado del 61% en 1999 al 43% en 2019. El saldo es un déficit de 86.000 millones de euros, mientras que tiene superávit con ese resto del mundo que compra el 57%. Lyons y Halligan quieren que la economía de servicios británica se enfoque hacia Estados Unidos, China, India, Australasia,…

El argumento del 'brexit' limpio del colaborador de Johnson es que un acuerdo de libre comercio es deseable pero que, si no es posible alcanzarlo, comerciar con los aranceles de la Organización Mundial de Comercio(OMC) no es una catástrofe. Sugiere que, tras la salida limpia, las dos partes podrían llegar a acuerdos específicos para la industria del automóvil o para la pesca.

El Reino Unido del 'brexit' es un país que liderará la eliminación de aranceles y barreras porque precisamente la practica. Quieren avances graduales, calificando como 'políticamente ingenua' la propuestas de otros economistas 'brexiters' de eliminar los aranceles el 1 de enero. Pero, ¿chocará su plan de eliminar barreras nacionales en la agricultura con una perspectiva nueva de la seguridad alimentaria tras el efecto que la desindustrialización ha tenido en la pandemia?

Lyons y su coautor se quejan del pesimismo nacional de los partidarios de la permanencia, mientras dan cuerpo al futuro que ahora predica y pone en marcha Johnson. El 'brexit' ha de servir como vector de un renacimiento nacional. El Gobierno debe invertir en infraestructuras, en educación y formación profesional, deberá crear un ambiente propicio para la innovación,…

Salvo el control de la inmigración, lo que proponen, señaló 'The Economist', ya es posible dentro de la UE. ¿Por qué Alemania exporta cuatro veces más que Reino Unido a China? Y la experiencia de empresas británicas innovadores punteras en el mundo, como Deep Mind, en inteligencia artificial, o Arm, en semiconductores, es su absorción por gigantes americanos, lo que ha planteado un debate sobre protección de intereses estratégicos.

La sospecha en la UE de que Reino Unido burlará la competencia junta recortando derechos laborales y eliminando regulaciones, parece exagerada. Los autores, y Johnson, quieren una economía de capacitación y buenos salarios. El Gobierno se ha convertido a la descarbonización. Será anfitrión en 2021 de COP26, la conferencia sobre cambio climático promovida por Naciones Unidas. Los ideales enunciados son de desencadenar a Reino Unido y hacerlo el mejor país del mundo.

Sea por considerar inaceptables las demandas de Bruselas o por convicción, Boris Johnson ha acercado esta semana a Reino Unido a una ruptura con la UE. Si se produce, no será limpia, porque May y los suyos postergaron los preparativos fronterizos del 'brexit' y la negativa del actual primer ministro a extender la transición aseguran que será un evento duro para algunas empresas europeas y británicas.

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