Bañarse en el Sena no entusiasma a los franceses
El mal tiempo y la contaminación del agua obligan a cerrar los espacios dedicados la mayoría de los días en la primera semana tras su inauguración
Las autoridades de París tratan a los ciudadanos y los turistas con la misma cautela que a los atletas olímpicos. No han escatimado ningún esfuerzo ... a la hora de controlar la calidad del agua del Sena, tras la reapertura el sábado de tres espacios donde uno puede darse un chapuzón en el río. Esta primicia desde hace más de un siglo -los baños fueron prohibidos en 1923- tiene su cara B. Como ya ocurrió el año pasado con las pruebas del triatlón masculino durante los Juegos Olímpicos, que fueron aplazadas, no ha resultado posible darse una zambullida durante la mayoría de los días en esta primera semana.
La lluvia y la contaminación obligaron a cerrar los lugares dedicados al baño en el Sena desde el domingo hasta el miércoles. A pesar de que el buen tiempo ya había regresado a la capital francesa el martes, los técnicos encargados de verificar la calidad del agua decidieron mantener la bandera roja dos días más. Tras la inauguración del 5 de julio, no ha sido posible meterse en las aguas del río parisino por segundo día hasta este jueves.
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«Hay mucha vigilancia. Controlan cada día varias veces la calidad del agua, es algo que me tranquiliza», explicaba a este medio Jocelyn, de 32 años, mientras tomaba el sol sobre el muelle de madera construido cerca del puente de Bir-Hakeim, en la zona de la Torre Eiffel. Este informático había aprovechado la pausa al mediodía para ir a nadar al río junto con unos compañeros de trabajo. «Durante mucho tiempo, ni siquiera me imaginaba que podríamos bañarnos en el Sena. Y me parece increíble que resulte tan sencillo como venir durante la pausa para comer», presumía sobre el principal legado de los Juegos Olímpicos. «Y encima con estas vistas», añadía refiriéndose a la imponente presencia de la Dama de Hierro.
Acceso gratuito y hasta finales de agosto
Cerca del conocidísimo monumento se encuentra uno de los espacios dedicados a la natación fluvial. Los otros dos están al lado del puente Sully, en el corazón de la capital, y en la zona de Bercy, donde se encuentran las oficinas del Ministerio de Economía. Los tres comparten el mismo funcionamiento, con la única diferencia del aforo -entre 700 y 150 personas simultáneas- y los horarios. El acceso resulta gratuito, y estarán abiertos hasta el 31 de agosto. Para disfrutar del agua del famoso río, solo se deben cumplir dos requisitos: medir más de 1,40 y llevar un flotador amarillo que dan en la entrada.
🇫🇷 | ¡Histórico! Tras 102 años, la ciudad de la luz #París, reabre el río Sena para bañistas 🏊♂️
— CP Janny Barrera (@CPJannyBarrera) July 5, 2025
Tres zonas habilitadas con vistas a la Torre Eiffel y Notre-Dame.
Si me encantaría disfrutar de este momento histórico 🥰
¡Gratis hasta el 31 de agosto!
🌊 #París #Francia #Sena pic.twitter.com/QA8dr5Q1BU
«Antes de venir tenía miedo por cómo sería la corriente y porque todo el mundo dice que el Sena está muy contaminado. Pero creo que volveré pronto», afirmaba Cécile, de 37 años, mientras se secaba con la toalla tras haberse dado un chapuzón. Ella compartía el mismo entusiasmo que su compañero informático Jocelyn: «Es como si recordáramos el espíritu festivo de los Juegos Olímpicos». A su lado había jóvenes que tomaban el sol, mujeres de más edad que leían una novela. Tampoco podían faltar los turistas que pedían que les hicieran una foto al lado de la piscina fluvial y con la Torre Eiffel en el fondo.
«Si alguien se pone enfermo, será un escándalo»
Todo ello ocurría bajo la atenta mirada de tres socorristas. Estos incluso avisaban cuando un barco se acercaba para que la gente saliera del agua o se agarrara a alguna de las superficies. «Las autoridades saben que, si hay algún accidente o alguien se pone enfermo, esto generará un gran escándalo», explica Aymeric Lietar, de 44 años. Este empleado en una auditoría, cuyas oficinas se encuentran en el mismo distrito VII (oeste) de la capital, se presentaba como un incondicional de los baños en el Sena: «Vine el primer día y hoy (jueves) he querido repetir. Creo que vendré todos los días».
«Muchos parisinos son reticentes. De momento, no hay mucha gente», reconoce un bañista
Lietar reconoce, sin embargo, que «muchos parisinos son reticentes. De momento, no hay mucha gente». Al mediodía menos de un centenar de personas, y apenas una decena en el agua, estaban en ese lugar, con una capacidad máxima para 200. Pese a su ubicación privilegiada y la novedad histórica que representa esta actividad, no hacía falta hacer ninguna cola en este segundo día.
Muchos de los bañistas temen que esta tranquilidad solo será temporal. «Cuando la gente vea que es seguro y haga mucho calor, este lugar estará a reventar», pronosticaba María Pastor, de 37 años, una guía turística que vive desde hace más de una década en París. El Sena ya no solo representa un escenario idílico para pasearse, sino también un refugio para refrescarse y resistir el embate de las altas temperaturas.
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