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Imagen del artefacto descubierto este pasado miércoles sobre Montana Afp
El globo-espía chino sobre Estados Unidos dispara la tensión entre Washington y Pekín

El globo-espía chino sobre Estados Unidos dispara la tensión entre Washington y Pekín

Miguel Pérez

Viernes, 3 de febrero 2023

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El mundo retorna al antiguo escenario de la Guerra Fría, con un enfrentamiento entre los bloques este-oeste y una confrontación bélica en medio, la de Ucrania, que ha vuelto a despertar los viejos fantasmas de las armas nucleares. A este pasaje propio de la sabiduría literaria de John Le Carré se le acaba de añadir ahora un elemento de enorme peso en la historia clásica de la Inteligencia: un globo-espía. El Pentágono denunció este viernes el seguimiento a un artefacto de estas características sobrevolando Montana y que habría sido lanzado por China, tras cruzar las islas Aleutianas (Alaska) y Canadá. El Gobierno de Xi Jinping ha admitido que la aeronave es suya, pero tiene una «naturaleza civil» enfocada a la investigación meteorológica.

Washington parece albergar serias dudas sobre este extremo, sobre todo después de haber seguido al globo con cazas y examinarlo de cerca. La primera consecuencia ha sido drástica: el aplazamiento del viaje que el secretario de Estado, Antony Blinken, tenía previsto efectuar mañana a Pekín. Una iniciativa histórica encaminada a relajar la tensión entre las dos potencias tras el anterior compromiso entre los presidentes Joe Biden y Xi Jinping de mejorar las relaciones, acordado el pasado noviembre en Bali.

La Casa Blanca consideró este viernes exagerado suspender la visita, pero sí vio conveniente dejarla para otro momento 'sine die' con el fin de que la polémica no enturbie las conversaciones de Blinken con su homólogo Qin Gang, ni tampoco una probable entrevista con Xi Jinping. El aplazamiento, pese a la suavidad en las formas, revela sin embargo que la tensión vuelve a dispararse hasta ocupar el primer plano de la relación bilateral, que podría retroceder a niveles ínfimos. Demorar el encuentro ha sido una decisión muy compleja si se tiene en cuenta que iba a romper seis años de silencio en los cuales ningún secretario de Estado de la Casa Blanca se ha reunido con el Ejecutivo asiático.

El Ministerio de Relaciones Exteriores chino lamentó el «error» registrado por su dirigible, que «se desvió mucho de su curso previsto» a causa de los «vientos del Oeste y una capacidad limitada de autodirección». Añadió que su irrupción en los cielos de EE UU carece de intencionalidad y se puso a disposición del Pentágono para recuperar el control. «China no tiene ninguna intención de violar el territorio o el espacio aéreo de otro país», enfatizó el ministerio.

El globo fue detectado el miércoles. La gran esfera blanca reverberante bajo el sol la delata a la vista de las cámaras de largo alcance. Pero antes lo descubrieron los radares de Canadá -que ha convocado al embajador chino para escuchar sus explicaciones- y EE UU. Tiene el tamaño de «tres autobuses». La última ubicación lo situaba este viernes en Montana, donde varios silos nucleares guardan los Minuteman III. Este misil intercontinental es una joya de la capacidad de disuasión nuclear de Estados Unidos. Posee 450 unidades bajo custodia en las bases militares de Malmstrom (Montana), F. E. Warren (Wyoming) y Minot (Dakota del Norte). Pekín, según los estadounidenses, se encuentra en plena carrera para duplicar el volumen de su arsenal atómico en esta década.

El Pentágono explicó que el «valor añadido» del globo «es limitado», pues carece de una tecnología como la de los satélites-espía y la Fuerza Aérea monitoriza su travesía de modo que puede adelantarse a todos sus movimientos. «Sabemos exactamente dónde está y estamos haciendo las cosas para mitigar cualquier riesgo proveniente de la Inteligencia extranjera». Según el Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte (NORAD), «no presenta una amenaza militar o física para las personas en tierra». Canadá tampoco descarta que un segundo aparato permanezca pululando también sobre su territorio.

En 2021, la industria aeroespacial china lanzó el Beijing-3. Se trata de un satélite al que le bastaron 42 segundos de vuelo orbital para fotografiar en una sola pasada 3.800 kilómetros cuadrados de la bahía de San Francisco con la definición necesaria para discernir qué vehículos circulaban por las calles; una imagen indispensable en tiempos de guerra para localizar blindados o carros de combate. La nave es capaz de seleccionar quinientos objetivos en la superficie terrestre y visitarlos cien veces cada día.

¿Y para qué?

¿Para qué quiere entonces Pekín mostrar de una manera tan abierta sus presuntas actividades de espionaje cuando dispone de satélites que lo hacen mejor y más discretamente? Una hipótesis es que tenga razón y en realidad se trate de una sonda meteorológica. En el caso contrario, un dirigible de Inteligencia dista mucho de sus hermanos satelitales pero también posee virtudes: resulta más barato, no requiere sistemas de control propios de la carrera espacial y puede radiografiar una zona durante más horas (aunque con menor calidad) al volar con lentitud y a baja altura. Los aerostatos siguen en el catálogo del espionaje internacional desde su invención a finales del siglo XVIII y el propio Pentágono invierte una buena cantidad de dinero en su fabricación, acelerada gracias a la miniaturización de los sensores.

El artefacto volaba a una «altura muy por encima del tráfico aéreo comercial» y se barajó su derribo. Sin embargo, y después de consultarlo con Biden, tal opción fue descartada para evitar posibles daños por la caída de restos. Eso no significa que al final pueda acabar destruido o capturado.

Tenga o no que ver con la meteorología, lo cierto es que ha provocado una tormenta en Washington. El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Kevin McCarthy, subrayó que la intromisión revela las fisuras del Gobierno para proteger «nuestra casa» y precisó que Biden «no puede guardar silencio». El comité de asuntos chinos de la Cámara, liderado por un conservador y un demócrata, advirtieron de que «el Partido Comunista no debería tener acceso a pedido al espacio aéreo estadounidense» y la Casa Blanca «debería contrarrestar la amenaza». El expresidente Donald Trump, por su parte, lanzó el siguiente mensaje: «¡Derriben ese globo!». Lo secundó todo su grupo.

Un molino de maíz a veinte kilómetros de una base de drones

La sensibilidad estadounidense sobre el posible espionaje chino es elevada. Con el hallazgo del globo llueve sobre mojado en un país atento a la posible compra por parte de una empresa de Shandong de 20 hectáreas de terreno en Dakota del Norte para instalar un molino de maíz. La operación ha encendido las alarmas, ya que a veinte kilómetros existe una importante base militar de tecnología espacial y experimentación con drones. La Fuerza Aérea ha advertido que el proyecto empresarial coincide con los cánones de las tapaderas económicas que construye la Inteligencia china y ha precisado que a esa distancia podría captar las comunicaciones de la base.

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