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Diputados de izquierdas muestran a Iván Duque retratos de líderes sociales asesinados por la violencia en Colombia. Efe
Un Congreso de izquierdas toma el mando por primera vez en Colombia

Un Congreso de izquierdas toma el mando por primera vez en Colombia

Los diputados abuchean a Duque en su despedida y ofrecen al presidente electo, Gustavo Petro, los apoyos necesarios para acometer reformas

Ivia Ugalde

Jueves, 21 de julio 2022, 19:40

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Una turbulenta despedida recibió el presidente saliente de Colombia, Iván Duque, en el que fue su último discurso ante el Congreso. Los abucheos e insultos durante la ceremonia con la que se inició la legislatura, insólita por llevar por primera vez la izquierda la voz cantante, resumieron las tensiones de estos últimos cuatro años. El nuevo ciclo, con el Senado y la Cámara de Representantes en manos de las fuerzas progresistas y los conservadores convertidos en oposición, comenzó a andar este jueves con la promesa del «cambio» y de las «grandes reformas» que deberá emprender Gustavo Petro a partir del próximo 7 de agosto, cuando asuma la jefatura del Estado.

Aunque Pacto Histórico, la coalición del presidente electo no logró en las pasadas elecciones la mayoría suficiente para legislar, las alianzas que ha forjado en las últimas semanas con fuerzas progresistas y centristas sí le permitirán hacerlo con holgura. En concreto, en el Congreso instalado este jueves, Petro gozará del apoyo de 78 de los 108 senadores, y de 136 de los 186 representantes a la Cámara para llevar a cabo sus controvertidas reforma tributaria y agraria.

«Se puede hacer justicia social en el campo, sin expropiaciones ni prejuicios», fue uno de los dardos lanzados por Duque durante su intervención a su sucesor. El mensaje desató de inmediato airadas protestas que llevaron a la mesa directiva del Senado a pedir orden en el Salón Elíptico del Capitolio. Pero lo ánimos estaban ya lo suficientemente caldeados en la bancada izquierdista, la cual durante varios segundos forzó la interrupción de la ceremonia al levantarse de los asientos y gritar al unísono «mentiroso» al mandatario cuando eximió a su Gobierno de cualquier responsabilidad en los asesinatos de líderes sociales, que solo este año superan ya el centenar.

Un mandato difícil

«Han sido el narcotráfico, los cultivos de coca, la corrupción y los grupos armados ilegales los verdaderos enemigos y los culpables de los asesinatos de nuestros líderes sociales», dijo Duque, que agregó que su Ejecutivo brindó «a más del 88% garantías para su protección». Asimismo, en su balance, resaltó los programas para enfrentar la pandemia de Covid-19, y citó logros en materia de cobertura sanitaria y educación, como la «universitaria pública gratuita». Y todo ello, insistió, a pesar de las «tempestades borrascosas» que enfrentó en su presidencia por la férrea oposición de la izquierda.

Como contrapunto, Roy Barreras, el representante de Pacto Histórico y aliado de Petro que ha tomado posesión de la presidencia del Senado, señaló que la izquierda está ahora ante una «oportunidad única» para responder a las demandas de la población. «Este será el Congreso del cambio. Aquí se harán las grandes reformas que el país ha esperado por décadas. Los colombianos esperan mucho de nosotros», aseguró. De la misma manera, instó a los grupos armados a abandonar la violencia, respetar la vida de los civiles y líderes sociales.

A falta de que Petro tome posesión en poco más de dos semanas, se sabe ya que además de un Congreso favorable, dispone de un gran respaldo popular. Los últimos sondeos muestran que su popularidad va en aumento, con un 64% de aprobación tras las elecciones del pasado 19 de junio. Se trata del porcentaje más alto de un jefe de Estado desde 2005.

Treinta años de la fuga de Pablo Escobar de su lujosa prisión

La conformación del nuevo Congreso coincidió con el treinta aniversario de uno de los episodios más sonrojantes de la historia de Colombia. Una fecha que no tuvo mención en el arco parlamentario pero estuvo muy presente como un amargo recuerdo del enorme poder que ejerció en el país Pablo Escobar Gaviria, el jefe del Cartel de Medellín.

El 21 de junio de 1992 el temido narcotraficante impactó al mundo por su fuga de La Catedral, la lujosa prisión que él mismo mandó a construir en una montaña cercana a Medellín. A las 11.20 de la noche, cuando una espesa niebla empañaba los focos de las farolas y bombillas del penal, el capo escapó de su «hotel de lujo» porque supo que el Gobierno colombiano lo iba a cambiar de sitio de reclusión al comprobar que seguía delinquiendo. No en vano, según cuenta el escritor Rafael Ballén, autor de 'La fuga de Pablo Escobar' (Ícono editorial) en una entrevista con Efe, el poderoso narcotraficante desde la cárcel seguía dirigiendo su imperio criminal: asesinaba a sus enemigos, recibía a políticos, artistas, reinas de belleza y hasta jugadores de fútbol.

La prisión, hecha a su medida y dotada lujosas habitaciones, salas de juegos, gimnasio, una cascada natural y hasta campo de fútbol, se convirtió en su morada durante 405 días. Allí fue a parar cuando decidió entregarse a la Justicia el 19 de junio de 1991 a cambio de que el Ejecutivo revocara un tratado de extradición con Estados Unidos.

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