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No hubo llamamientos oficiales ni grandes campañas. Solo una vecina, un mensaje sencillo y la respuesta inmediata de todo un pueblo. Así comenzó el gesto ... de solidaridad que hoy une la localidad malagueña de Casabermeja con Pedralba (Valencia), dos municipios separados por cientos de kilómetros pero conectados por algo más fuerte: la empatía ante la tragedia.
Cuando a finales de octubre de 2024 la región de Valencia sufrió las devastadoras consecuencias de una dana histórica, las imágenes de calles anegadas, viviendas destruidas y familias rotas recorrieron el país. En Casabermeja, Natalia, vecina del municipio, natural de Pedralba, no pudo quedarse de brazos cruzados. Desde su lugar de trabajo, un restaurante de la localidad, lanzó un llamamiento: su pueblo necesitaba ayuda.
La respuesta no se hizo esperar. De forma espontánea, los vecinos de Casabermeja empezaron a movilizarse. La ayuda surgió sin necesidad de grandes planes: recogida de materiales, donaciones, logística improvisada. Más que una ayuda material, fue un acto de humanidad natural, una movilización voluntaria donde el tiempo, el esfuerzo e incluso el dinero corrían por cuenta de quienes no pedían nada a cambio.
El Ayuntamiento de Casabermeja pronto se sumó al esfuerzo, facilitando la organización y el transporte de los materiales recogidos. Se prepararon tres expediciones de ayuda humanitaria, que viajaron hasta Pedralba clasificadas y organizadas para facilitar la tarea de los voluntarios que trabajaban en la zona. Allí, en la recepción de la ayuda, colaboraba también Giovana, hermana de Natalia, en coordinación con el Ayuntamiento de Pedralba.
No se trataba solo de comida o ropa: era apoyo moral en uno de los momentos más oscuros para muchas familias valencianas. En algunos casos, familias que habían perdido a seres queridos, viviendas o medios de vida. Seis meses después de aquel desastre, la reconstrucción avanza despacio, y muchas personas siguen necesitando ayuda.
Este vínculo emocional y solidario se vio reforzado recientemente con un gesto de agradecimiento que llegó a Casabermeja. Ana, madre de Natalia y Giovana, visitó el municipio malagueño para hacer entrega de un cuadro conmemorativo en nombre del pueblo de Pedralba. Un sencillo presente que simboliza el reconocimiento y el afecto hacia todos los vecinos que, sin pensarlo dos veces, se volcaron con una localidad hermana en la distancia.
Durante la entrega, Ana aprovechó para recordar que la situación en muchas zonas afectadas sigue siendo crítica. La dana dejó una profunda herida en Valencia, y aunque las aguas retrocedieron hace tiempo, las secuelas permanecen. «Todavía hay muchas necesidades», explicó, haciendo un llamamiento para que no se olvide a quienes aún luchan por recuperar algo parecido a la normalidad.
El Ayuntamiento de Casabermeja también ha querido aprovechar este momento para subrayar el papel que jugó su gente. En un comunicado, expresaron su «orgullo por la ejemplar solidaridad demostrada por los vecinos y vecinas de Casabermeja», destacando su generosidad y compromiso como «reflejo de los valores más nobles de nuestra comunidad».
Además, desde el consistorio se hizo un llamamiento a las administraciones públicas para que prioricen la recuperación de las zonas afectadas. «Las vidas, por desgracia, no se pueden recuperar, pero sí se puede y se debe devolver a esas comunidades los medios necesarios para reconstruir sus proyectos de vida», señalaron.
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