París, una ciudad para callejear

–¿Por qué eligió París para vivir?

–Elegí París porque me seleccionaron para hacer un voluntariado como guía en la catedral de Notre Dame, lo que me hacía muchísima ilusión; y como había acabado la carrera y no tenía muy claro mi futuro, decidí quedarme un poco más en esta ciudad, aunque no imaginé que serían los seis años que ya llevo.

–¿Qué hora es y qué temperatura hace en este momento?

–Son las dos de la tarde y hace un calor seco y bastante agotador. Es insoportable.

–¿Qué vistas tiene si se asoma a la ventana de casa?

–Un edificio haussmaniano, de esos de tejados grises tan reconocibles en París. Un poco más lejos, al fondo, puedo contemplar la Torre Eiffel.

–¿Cuál es su plato favorito allí?

–El parmentier de canard de La Pause Café, un plato que consiste en un puré de patatas sobre una base de carne de pato.

–¿Y en Málaga, en Ronda?

–La sopa de tomate de mi madre y las croquetas de mi tía.

–¿Cuándo fue la última vez que estuvo en la playa?

–Hace dos semanas, en la costa Atlántica francesa.

–Recomiende un libro, una canción y una película para este verano.

–No sé si para el verano, pero para la vida en general recomiendo Jane Eyre, de Charlotte Brontë, y si prefiere algo más francés, Los Miserables, de Víctor Hugo. En cuanto a la canción, elijo Kids, de Current Joys; y sobre la película, La heredera, de William Wyler. Tremenda.

– Confiese algo que adore y algo que deteste de París.

–Admiro lo bien que los franceses conocen sus derechos y cómo saben reclamarlos en cualquier situación, a nivel individual, no hablo de huelgas, aunque también son duros de pelar en este aspecto. Por el contrario, lo que menos me gusta es lo políticamente correctos que son y la mala sombra, como se dice coloquialmente en España, que tienen los parisinos.

–¿Cómo percibe que se ven Málaga y Ronda desde fuera?

–Con calor y cielos azules, que es lo que más les gusta del mundo. De Ronda me suelen decir que tengo mucha suerte de ser de allí. Y tienen razón.

–¿Qué es lo que más echa de menos de Málaga, de Ronda?

–Lo que más echo de menos es poder tomarme algo con mis amigos cualquier tarde sin que ello conlleve mucha organización previa y también poder ver las montañas que rodean la ciudad desde prácticamente cualquier sitio en ella.

–¿Y lo que menos?

–Lo que menos... Las continuas remodelaciones de la plaza del Socorro... La recuerdo más bonita en mi infancia.

–Dígame tres sitios que visitar en París.

–Mientras reconstruyen la catedral de Notre Dame, recomendaría ver la Sainte Chapelle, mucho menos conocida, pero preciosa. También, la calle que va desde el busto de Dalida hasta el Sacre Coeur, haciendo una parada en el Museo Montmartre y sus jardines. Y , en tercer lugar, la plaza Saint-Sulpice.

–¿En cuántos países ha estado y en cuál se quedaría?

–¿Viviendo? Solo en Francia. No me importaría vivir en Italia, sobre todo, por aquello de la dolce vita (bromea).

–Cuénteme algo que solo tengan en París.

–El ruibarbo, para hacer bizcocho, y las mirabelles, una variedad de ciruela típica de la región de Lorena, que se sitúa al noroeste del país, que solo he comido aquí.

–¿Cómo describiría la Costa del Sol a alguien que no la conoce?

–Chiringuitos, boquerones y adelfas, así describiría la Costa del Sol.

–¿Qué tienen en común su población de residencia en el extranjero y Ronda?

–Considero que lo que tienen en común es el peso de su historia.

–¿Recuerda el verano más feliz de su vida?

–Cualquier verano leyendo en la playa me trae buenos recuerdos en la actualidad.