Los mantecados se quedan en 'clausura' ante el cierre de Antequera
Las monjas piden a los vecinos que acudan a sus conventos a comprar los dulces ante el cierre perimetral de la zona
ANTONIO J. GUERRERO
Domingo, 8 de noviembre 2020, 00:17
De los 5,4 millones de kilos que estiman producir las trece marcas de mantecados de Antequera, 6.000 kilos se elaboran en los conventos ... de las Descalzas y Belén, a quienes el cierre perimetral les ha llevado a la mínima venta este año. Mientras que las fábricas venden su productos por Internet y los envían por mensajero y entre septiembre y octubre marchan a buen ritmo, las religiosas les ha pillado fuera de línea y no reciben las visitas de pueblos y provincias próximas y sus delicias se quedan como ellas, en clausura.
«En este puente de los santos, no hemos vendido nada; mientras que otros años no podíamos cerrar de la gente que venía de fuera, de los pueblos de la Comarca y de Málaga capital», exponen las religiosas. Ante ello y a la espera que se sepan las limitaciones de movilidad, piden a los antequeranos que no se olviden de ellas como ellas no lo hacen de ellos en sus rezos diarios. Y a los que solían venir, que pueden llamarlas a los teléfonos 952 84 21 64 (Belén) y al 952 84 19 77 (Las Descalzas) para buscar la fórmula de llevárselos.
En el convento de las carmelitas, Sor Lucía, la monja que escribió a la primavera durante el confinamiento, dice que desde hace mucho tiempo «esto va pasando por las generaciones de hermanas que vamos viniendo. Aquí damos la seguridad de que todo esto es artesano y de que todo está hecho con productos naturales y que no llevan conservantes y elaborado manualmente en nuestro obrador».
Y en el de las clarisas de Belén, su madre superiora, Jacinta, comparte que hicieron mascarillas a mano como todos los conventos de clausura para colaborar con quienes lo necesitaban. «Ahora con estos tiempos de pandemia, la materia prima que utilizamos para los dulces nos la dejan en la puerta y nosotras la colocamos dentro en la clausura», pero les falta la gente que se llegaba al convento para comprarlos. Ya en el confinamiento recibieron ayuda de los vecinos para comprarles los productos que prepararon para Cuaresma, ahora esperan lo mismo para Navidad.
Esperanza
No se quejan, pero lo necesitan, como esa esperanza que supere esta pandemia. Sor Lucía esta situación nos manda este mensaje: «Yo os digo como terminaba mi poema: 'Algo nuevo está brotando'. Yo pienso que todo esto no está sucediendo al azar. Porque hay una cosa muy bonita que me ha impresionado bastante. El hombre los hemos confinado y hay muchas partes del mundo donde siguen confinados, pero yo miraba al cielo y veía a los pájaros volar. Nunca vi un pájaro muerto por coronavirus en el suelo. Ves el mar y siguen las olas y ves que la Naturaleza sigue, solo el hombre se ha detenido. Pienso que esto es una llamada universal de Dios para decir que lo importante es la persona y su interior. Este es un tiempo de esperanza y de gracia».
No se consideran productoras de mantecados ni es su actividad principal, pero es su único ingreso: «Nosotras no somos confiteras, somos carmelitas descalzas, somos pobres y ya se sabe que los pobres tienen que trabajar para comer. El trabajo dignifica a la persona. Tenemos este trabajo, pero no nos absorbe porque nuestra principal misión es nuestra vida contemplativa, este es nuestro trabajo y dedicación».
Ambos conventos ofrecen todo el año los postres típicos como las tortas de almendra, nevaditos, yemas, bienmesabe, cortadillos, empanadillas de cabello de ángel, a los que suman ahora mantecados, polvorones y roscos que se hacen como siglos atrás. «En nuestro obrador no tenemos máquinas que cortan los mantecados, aquí los cortamos uno a uno. Las hermanas primero hacen la masa en la batidora y después se extiende la masa en la laminadora y luego ya vamos cortando con el molde pieza por pieza y eso en todos los productos que tenemos».
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