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Imágenes del equinoccio de otoño en el interior de Viera. Antonio J. Guerrero
Desvelan el significado de la penumbra de la entrada al dolmen de Viera en Antequera

Desvelan el significado de la penumbra de la entrada al dolmen de Viera en Antequera

Una reconstrucción realizada con materiales efímeros demuestra que las comunidades de hace 6.000 años querían reflejar el paso de la vida a la muerte con esta zona

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Martes, 25 de septiembre 2018, 12:56

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Los dólmenes de Antequera son un cúmulo de experiencias y sensaciones por descubrir, como la última desvelada con motivo del equinoccio de otoño. Ahora se reinterpreta que la comunidad neolítica levantó el dolmen de Viera para que el sol entrara hasta el umbral de la cámara funeraria, y no hasta el interior de la misma, según destaca tras las nuevas investigaciones el director del conjunto prehistórico de Antequera, Bartolomé Ruiz.

«Hemos constatado que los rayos del equinoccio llegan hasta el umbral del escalón que comunica el corredor con la cámara sepulcral», evidenciando que las comunidades de hace 6.000 años querían reflejar el paso de la vida a la muerte con la penumbra y no llevar la luz hasta el final como se percibe sin las piedras que faltan.

«Ya llevábamos un año con la teoría, para lo que hemos restaurado puntualmente con materiales efímeros, solo para la entrada del otoño, cómo era la entrada al túmulo de Viera, por lo que podemos afirmar que el sol no entraba hasta la cámara funeraria, sino hasta el umbral de la misma, como se solía hacer en el Neolítico», sigue Ruiz.

Eran las 8.15 horas de la mañana, esta vez sin nubes, y un grupo reducido de quince personas se daban cita por tercer día para presenciar cómo los primeros rayos del día entraban en el dolmen de Viera, que se encuentra junto al de Menga, siendo el único de los tres del Sitio de los Dólmenes, que se orienta al sol.

Tras una explicación en la puerta de entrada, a oscuras se accedía al corredor, con la sorpresa que al empezar a entrar la luz, un actor empezaba a cantar y tocar instrumentos prehistóricos, ambientando el momento mágico de ver cómo en segundos, el sol cubría su interior.

Antonio J. Guerrero

En ese momento, a las 8.45 horas en punto, Bartolomé Ruiz explicaba a la visita: «Los rayos del sol dejan en penumbra la cámara mortuoria donde estaban los restos de los ancestros», todo debido a que querían representar «el paso al mundo de las sombras, de la muerte, como ocurre en el tholos del Romeral en el solsticio de invierno, que deja en penumbra la cámara pequeña».

Casi sin atreverse, los visitantes sacan sus móviles y recogen el momento único, en el que en unos minutos, el sol entra y sale del corredor del dolmen con la nueva teoría gracias a la reconstrucción de las piedras que faltan. Esta teoría modifica la investigación científica de Viera, aproximándola a los monumentos megalíticos europeos, dejando como desde un primer momento, a Menga y Romeral, como los del valor universal excepcional que llevó a la UNESCO a declarar Patrimonio Mundial.

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