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Imagen de la página de Jordi Labanda dedicada a Christian Dior. Foto: Óscar Chamorro | Vídeo: Lupita Books

Una carta de amor a la alta costura

puntadas con hilo ·

Jordi Labanda y Estel Vilaseca confeccionan un maravilloso libro pop art con sorprendentes ilustraciones de las que disfrutar tanto como de los enriquecedores textos

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Domingo, 3 de abril 2022, 00:41

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«Una carta de amor a la Alta Costura y a algunos de sus protagonistas». Así define el ilustrador Jordi Labanda el libro que ha confeccionado al alimón con Estel Vilaseca, responsable de moda de la Escuela de Diseño y Artes Visuales (LCI Barcelona). 'Escenas de alta costura' (Lupita Books) es una bella e irresistible obra 'pop-up' en homenaje a la sofisticación y la tradición que incluye nueve desplegables con maravillosas escenas 3D creadas por Labanda en una suerte de «teatro tridimensional que apela a la infancia del lector». Escenarios repletos de magia que se han acompañado por textos de Vilaseca.

Coco Chanel, Christian Dior, Cristóbal Balenciaga, Hubert de Givenchy, Yves Saint Laurent, Valentino, Paco Rabanne, Jean Paul Gaultier y Alexander McQueen han sido los elegidos por los autores. «Los que están son para el gran público las vacas sagradas de la moda», comenta en una entrevista a este periódico Labanda. Al igual que Vilaseca, lamenta haber tenido que dejar fuera a muchos maestros tan interesantes como la visionaria y surrealista Elsa Schiaparelli, Madame Grès, Madeleine Vionnet o la escultórica Iris van Herpen, que «está sentando nuevas bases en el sector», apostilla Vilaseca. Una vez realizada la difícil tarea de quedarse con tan solo nueve, tuvieron que decidir una pieza emblemática de cada diseñador, «que definiera muy bien la esencia del autor para la ilustración», y el mágico escenario en el que se iba a representar, con el que se puede deducir una historia sin necesidad de palabras «para redondear la fantasía», añade el ilustrador.

Portada del libro 'Escenas de alta costura' (Lupita Books).
Portada del libro 'Escenas de alta costura' (Lupita Books). Óscar Chamorro

Sí que tuvieron claro desde el inicio del proyecto quién no podía faltar: Balenciaga. «Es mi diseñador favorito de todos los tiempos. Estuve dándole vueltas a qué decorado le vendría bien a una pieza escultórica de 1967 y en principio pensé en situar la escena en un salón de la ópera Garnier, pero la pureza del vestido me llevó a crear un marco más limpio y arquitectónico que dialogara con la obra del maestro», comenta Labanda. Vilaseca también siente una inmensa fascinación por la obra del popular guipuzcoano. Como guipuzcoano es también su admirado Paco Rabanne, «uno de los grandes desconocidos. Hay poca información sobre él aunque siga vivo», comenta la también consultora, que destaca «la radicalidad de su propuesta. Trajo un cambio de mentalidad, fue un visionario». No en vano, «estuvo a punto de patentar en la década de los 60-70 un vestido que con una inyección plástica se confeccionaba rápidamente», comenta. Vamos, lo que en la actualidad se consigue con el uso de la impresión 3D en la alta costura. Y es que Rabanne «entendía que la gran revolución vendría a través de los tejidos».

También era indispensable el «conflictivo» Yves Saint Laurent, «un personaje bisagra entre el mundo de la alta costura y el prêt-à-porter», hacia el que el sector ha tirado. El francés, al que Labanda ha representado con una fiesta en un lujoso ático de París, «tuvo depresión, problemas con las drogas... Es un personaje complejo, como McQueen. Ambos muy exigentes y sensibles», a los que les costó navegar en la vertiente de la moda como negocio. «Coco Chanel lo llevó mucho mejor», puntualiza Vilaseca sobre el icono de la moda, cuyo discurso oficial no coincide con el real. Por eso el trabajo de la catalana ha sido tan arduo al tener que depurar los textos sin perder matices, con apetecibles pinceladas de información adicional que puedan sorprender a novatos en la materia e incluso, enfatiza, a «entendidos en moda» que aprecien tanto el patrimonio que supone la alta costura, sector al que describe románticamente en el prólogo como «el último refugio para la creatividad al margen de las tendencias y la velocidad impuesta por las marcas de moda rápida».

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