La 'nueva normalidad' no le sienta bien a Málaga
HORIZONTES CERCANOS ·
Numerosas zonas de la ciudad, sobre todo el Centro, siguen sin recuperar su pulso y se contemplan imágenes que se creían olvidadas / El tremendo poderío de un Jesús Cautivo que congrega a cientos de fieles a diario en la Amargura / El confinamiento también ha sido caldo de cultivo para nuevas adicciones o bien para acrecentarlasLa 'nueva normalidad' está costando. Mucho. No gusta. Los 'brotes verdes' están chuchurridos, en palabra muy de estos lares. El bicho nos ha dado muy ... fuerte, y sigue ahí, que parecía que con el fin del estado de alarma todo iba a ir sobre ruedas. Para nada. Ver en pleno mes de junio las calles del centro de Málaga tal como están nos lleva a unos tiempos pasados que, por supuesto, no fueron mejores, contradiciendo la conocida y falsa frase: bajo ningún concepto queremos volver a la del último tercio del siglo XX, la de los 70 ó los 80, donde pasar por cualquier calle en mitad del verano o a partir de las ocho de la tarde te daba grima. Para nada ha vuelto con la 'nueva normalidad', hasta ahora, la Málaga que nos habíamos acostumbrados a ver y disfrutar (salvo los cuatro de siempre), repletas de gente, con los restaurantes y bares llenos, los hoteles a pleno rendimiento, sin taxis por exceso de trabajo, con las tiendas abriendo hasta el últimos momento... El puñetero Covid-19 nos ha pillado, sólo que aquí la cornada ha sido de consideración, porque además, por mucho que digan, nuestra estructura económica está basada fundamentalmente en el sector servicios, que oigan, también existe y también vale. Hace gracia cuando oímos incluido al reputado (sic) ministro Garzón diciendo que debemos cambiar la economía malagueña. Perfecto, pero «¿y eso cómo se hace?», porque decirlo queda muy bien, pero hacerlo... En fin, que numerosos hosteleros del centro como Santiago Sedeño, Pablo Gonzalo o Ángel Sánchez lamentaban no sólo los meses de vacío obligados por la pandemia, sino la situación tan anacrónica que estamos viviendo en fechas otrora de bullicio y gentío.
La 'espada de Damocles' del bicho está ahí, y por eso la gente sigue cautelosa. Menos mal. No se pueden lanzar las campanas al viento, como hemos visto esta misma semana con los casos del centro de acogida de la Cruz Roja. Hay que extremar las medidas de seguridad, seguir las normas, porque es fundamental. Málaga no aguantaría un nuevo confinamiento ni un retroceso de fase, por eso hay que llamar a la concienciación en general, incluidos los que siguen poniéndose las mascarillas en los codos...Volviendo a los empresarios malagueños citados, todos coinciden en que los tiempos son malos, pero que algo se podía hacer por ayudar empresas que generan miles de puestos de trabajo: «El centro de Málaga está siendo castigado por el Ayuntamiento. En toda la capital se permiten horarios más amplios de apertura de las terrazas, lo que ahora busca todo el mundo, menos a las zonas Centro y Teatinos. No es justo que un bar o un restaurante de Pedregalejo pueda cerrar a las 3 de la madrugada y nosotros tenemos que hacerlo a la una». No hay que hacer muchos cálculos para ver lo que está ocurriendo. Nada más que hay que darse una vuelta por Málaga ciudad. Las sombras de la Málaga desganada y 'desnutrida', como la bautizó acertadamente el inolvidable Pepe París, de épocas pretéritas amenaza con volver a instalarse como hábito, y hay que luchar contra ello. ¿Cómo? Que cada uno justifique su sueldo...
La Málaga de los barrios sigue cumpliendo sus costumbres. «Siempre miramos al cielo en tiempos de necesidad», y eso es verdad. La frase era de otro cofrade y vecino 'militante' del centro, el médico analista José Atencia. En esto no ocurre nada excepcional, pero desde luego la aparición del maldito bicho y sus estragos nos hace agarrarnos a lo que nadie ve pero todo el mundo sabe que existe. No extraña, pues, que el flujo de visitantes a Jesús Cautivo haya aumentado de forma considerable en estos tiempos. El viernes pasado, la iglesia de la Amargura, donde se venera junto a la Virgen de la Trinidad mientras San Pablo está en obras, era un constante ir y venir de gente, que le lleva claveles a mansalva: «Hay que cambiar los recipientes de flores varias veces al día» señala un feligrés que suele pasar varias veces al día: «Entre los familiares y amigos que han padecido la enfermedad, y el paro que ha entrado por la puerta y por la ventana de mi casa, necesito que me eche una mano. No sé si podrá, pero yo me quedo más tranquilo porque creo en su mirada». J. no quiere fotos. Hay que respetarlo. El Cautivo, mientras, majestuoso sobre su pedestal, vigila no sólo todo el templo, sino toda Málaga.
Hosteleros de la zona centro y de Teatinos se sienten «castigados y discriminados» por los horarios de cierre
El bicho no para. Nuria García, máxima responsable de Triara MonteAlminara, centro privado de rehabilitación para las adicciones, señala que las llamadas telefónicas y las peticiones de ayuda se han multiplicado por mucho: «Durante el confinamiento, al principio, hubo una cierta tranquilidad que no era real, y que duró unas tres semanas, después fue al contrario. Los pacientes que padecía una adicción la han visto en su mayoría agravada, y ha habido otros que han desarrollado un cuadro adictivo durante el tiempo que no pudieron salir de casa».
García Martín indica que a su vez muchos adictos han sumado a su estado el problema de la escasez de sustancias y las dificultades para conseguirlas. Pero no nos quedemos sólo en las drogas o en el alcohol: la adicción a los juegos virtuales, también han sido un serio problema en no pocas familias». «Nuestros responsables de los gabinetes nos alertan a la gran cantidad de niños que caen en la adicción de los juegos por ordenador o en las apuestas«, avisa Juan José Soriano, director terapéutico, curtido en mil batalla por su gran labor durante años en Proyecto Hombre antes de incorporarse a MonteAlminara.
«Desde nuestro centro hemos hecho un gran esfuerzo por atender a todos los que han acudido a nosotros. Lo único positivo de todo esto es que ha habido familias con miembros afectado por cualquier adicción que se han dado cuenta de que hay que afrontar el problema, pero este tiempo está siendo muy difícil», concluye Nuria García.
En fin, pese a todo nadie puede con sensación de paz y de esperanza que transmite la mirada del Cautivo. Respetando todas las creencias, nadie puede discutir la sensación de paz que da observarlo durante un rato fijamente. Cuídense, cuidémonos, que el bicho sigue ahí.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión