Veinte años del 'sí quiero' de la infanta Elena y Jaime de Marichalar

Un enlace que ponía sello final a una historia de amor que había comenzado en 1993, cuando la infanta Elena se trasladó a París para realizar un curso de Literatura francesa. En la capital del Sena, conoció al que dos años después se convertiría en su marido: un discreto economista que trabajaba en la banca parisina.

Su noviazgo, que se desarrolló la mayor parte en París, fue todo un ejemplo de discreción. No hubo apenas fotografías de la pareja hasta el mismo día del anuncio de su compromiso matrimonial, el 23 de noviembre de 1994, en un acto íntimo, al que acudieron sus familiares más cercanos. "Sus cualidades son tantas que no terminaríamos nunca", dijo él de ella. "Es cariñoso y tenaz; no ha parado hasta convencerme", confesó a su vez la primogénita de los Reyes.

El cese de convivencia y divorcio

La boda se celebró el 18 de marzo del año siguiente en la catedral de Sevilla, en un guiño a su abuela doña María de las Mercedes, condesa de Barcelona, muy unida a la capital hispalense. Doña Elena pronunció el sí quiero ante 1.300 invitados -entre ellos, 300 representantes de 38 casas reales-, ante millones de telespectadores y ante los miles de sevillanos que se echaron a la calle en una ocasión tan especial. El enlace tuvo hasta su anécdota, cuando la novia, vestida por Petro Valverde, olvidó pedir la venia a su padre, el Rey.

Durante su unión, el matrimonio ha vivido grandes alegrías como el nacimiento de sus dos hijos, Felipe Juan Froilán y Victoria Federica, pero también momentos muy duros como el ictus que sufrió en 2002 Jaime de Marichalar.

Una unión, la de la infanta y su marido, que se rompió antes del 13 de noviembre de 2007, fecha en la que ambos anunciaron en un comunicado el "cese temporal de la convivencia". El divorcio se firmó ante el juez en noviembre de 2009 y se inscribió en el Registro Civil en enero de 2010.