La correspondencia inédita de Miguel de Molina, en un documental: piropos y recuerdos de sus amigos

«A Miguel de Molina, la gracia, la graciosa gracia alada desnuda, imperceptible, fugaz y tan dable a pocos», escribió Alberti en una carta que Miguel de Molina recuperó en su viaje a España, en 1957, tras la muerte de su madre. Al igual que los demás documentos. A pesar de que este documental no cuenta con correspondencia de Federico García Lorca, sí se ahonda en esa relación de amistad y se cuenta, entre otras cosas, el último encuentro que tuvieron antes del fusilamiento del poeta. La mayoría de la documentación que se ha recuperado sobre Miguel de Molina se debe al trabajo de la fundación que lleva su nombre, presidida por su sobrino Alejandro Salade, desde donde han recuperado parte de los documentos que el artista guardó en su momento. «Se preocupaba mucho de que pudiéramos disponer de todo este material», asegura Juan Cabral, productor ejecutivo del documental dirigido por Paco Millán.

Cabral señala que queda «mucha documentación inédita» que aún no ha visto la luz y que no aparece en el documental, pero que desde la fundación, en colaboración con la Universidad Sorbona de París, están trabajando en la catalogación. «Hay documentación original impresionante, de un nivel de personalidades dirigiéndose a él que son brutales», confiesa el productor ejecutivo de 'Cartas a Miguel de Molina', que se ofrece dentro de la sección Documentales Pases Especiales del Festival de Málaga. «Tarde o temprano tocará abrir un museo en Málaga». indica. Un material que también serviría para ampliar este documental, que empezó en 2023, cuando se cumplieron 30 años de la muerte de Miguel de Molina y aún la entidad francesa no había entrado en acción.

«Miguel es de esos personajes que cultural y musicalmente han sido muy importantes, pero en este país tendemos a olvidarnos de los grandes hitos que tenemos», reivindica Cabral sobre el nacimiento de esta película, que acerca la figura del artista a los más jóvenes gracias al formato audiovisual. Una reivindicación de su figura, de su vida y de su aportación al mundo de la copla, el flamenco y el baile. «Audiovisualmente no se había hecho nada. De Miguel había entrevistas y tiene sus películas, pero no había un proyecto que recogiera toda su vida», señala Cabral sobre este documental que ha dado un paso más allá: no sólo se sirve de testimonios de artistas para los que el malagueño ha servido de inspiración y de personas que pudieron conocerlo en vida, sino que han recreado su voz y algunas actuaciones con la ayuda del actor Rupert León, que encarna al coplero en su etapa de juventud. «Había fotografías y sus películas, pero nos apetecía recrear esa parte de pleno apogeo y éxito», cuenta.

Miguel de Molina, además de su importancia en el ámbito de la canción y la danza, ayudó a otras personas a reconocerse: el artista era abiertamente homosexual y hacía gala de ello en actuaciones, movimientos y vestuario. Su orientación sexual, desaprobada por el régimen franquista, fue uno de los motivos que hizo que el cantante tuviera que poner tierra de por medio y huir a Argentina, donde murió sin volver a España, a Málaga, a su casa. A la que nunca olvidó.