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El tardeo consolida el real como referente de la Feria de Málaga frente a un Centro con menos ambiente
Balance. ·
Hubo grandes colas en las horas punta para entrar en las casetas de moda para seguir la fiesta desde la tarde a la madrugadaEn la madrugada de este domingo se apagaron los 2,5 millones de luces que durante ocho días han iluminado Cortijo de Torres; la portada ... de estreno registró sus últimos visitantes; el Auditorio disfrutó anoche del último concierto gratuito con la voz de Merche; las casetas fueron testigos de los últimos bailes en las casetas y se brindó por la Feria de Málaga de 2025. Una edición que ha consolidado al real como referente de la fiesta gracias a la fuerza y el tirón del tardeo (prolongado hasta la madrugada) frente a un Centro con menos ambiente en línea con el declive que viene padeciendo en los últimos años pese a ser una de las señas de identidad de los festejos de la ciudad.
El tardeo, definido como pasar la tarde de bares con los amigos, es un concepto que en los últimos años ha ido ganando adeptos en las ciudades como forma de diversión a lo largo de todo el año en detrimento de salir por la noche y la madrugada. Esta práctica social se ha trasladado con vigor a la Feria de Málaga debido al alza del real de Cortijo de Torres como espacio preferido para disfrutar de la fiesta en lugar del Centro y a la mejora de las instalaciones con casetas donde hay buen ambiente, equipadas con comodidades (el aire acondicionado es el más valorado, máxime cuando vienen jornadas de mucho calor como en esta feria) y buena música, lo que supone un cóctel perfecto que actúa como un imán para atraer clientes.
Así, se han producido grandes colas en las horas punta de cada jornada para acceder a las casetas de moda, especialmente en jornadas como el sábado o el lunes 18 de agosto (víspera de festivo local). Testimonios recogidos por este periódico durante estos días relatan esperas de hasta casi una hora para poder entrar a los 'garitos' más demandados, como han sido Candela, Siempre Así, El Patio de Antojo, Le-Grand Perchelera, Los Coloraos o Señorío. Mientras que en el resto de casetas de las conocidas como familiares también ha habido un buen ambiente.
Una vitalidad del recinto ferial que contrasta con la situación de la feria en el casco histórico de la ciudad. Un espacio que en su momento fue el pulmón que impulsó la Feria de Málaga con un modelo de fiesta familiar en la calle que fue emulado por otras ciudades y que a día de hoy resiste gracias a la banda sonora de los tradicionales verdiales, la animación de las charangas y los grupos que actúan en las plazas de la Constitución, Las Flores, Obispo y San Pedro Alcántara y a la resistencia de algunos malagueños y, sobre todo, un gran número de visitantes (españoles y extranjeros) que acuden al Centro a disfrutar de la feria por la singularidad que supone esa forma de vivir la fiesta.
A nadie escapa que es complicado conjugar los intereses de quienes acuden al Centro a disfrutar de la fiesta con la actividad cotidiana de la ciudad (la vida diaria de los residentes, los negocios de hostelería y los comerciantes que durante la feria siguen levantando las persianas sus puertas). Sin embargo, en otros momentos recientes y en otras ciudades –ahí está el caso de Pamplona con los Sanfermines, donde la fiesta se celebra en la calle– se ha conseguido esa armonización.
A ello se une el debate sobre el horario en que se corta la música en el Centro de la ciudad –a las 6 de la tarde– en contraposición a lo que sucede en el real, donde desde que se abre la feria a las 12 de la mañana hasta la madrugada no hay restricciones a la música.
A la espera de que este domingo el Ayuntamiento haga el balance cuantitativo en aspectos como la basura generada o el número de usuarios del transporte público (un termómetro para calcular la afluencia de público) lo que han supuesto los festejos de este año –que contaban con un presupuesto inicial de 3,9 millones de euros–, las primeras valoraciones son positivas. Así la Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos) prevé cerrar estos días con una ocupación total del 93,12%, lo que supone un incremento de casi un punto por encima de los valores alcanzados el pasado año, mientras que desde la Asociación de Hosteleros de Málaga (Mahos) destacaron que la facturación subió algo en el Centro y se mantuvo en el real.
Si hubo que armarse de paciencia para acceder a algunas de las casetas, malagueños y visitantes también tuvieron que hacerlo para poder ir o volver a la feria ya que la movilidad, sobre todo en los fines de semana así como en los días festivos y sus vísperas –este año, además, ha coincidido que el viernes de los fuegos artificiales fue 15 de agosto, festivo nacional–, se ha convertido en una de las asignaturas pendientes de la feria.
Pese al esfuerzo que hace la EMT poniendo toda la flota de autobuses en las calles para mejorar las conexiones de los barrios y el Centro con el recinto ferial, de que los taxis tenían dos paradas en Cortijo de Torres funcionando las 24 horas, así como una para VTC y que se reforzaron servicios como el del metro, hubo momentos donde se produjeron largas colas para poder tomar alguno de estos medios de transporte debido a la gran afluencia de gente registrada en la feria.
Aquellos que no quisieron esperar las largas colas del transporte público para moverse en la Feria de Málaga, o simplemente querían tener la tranquilidad de volver justo a la puerta de su casa pudieron recurrir a los vehículos VTC, aunque, eso sí, rascándose el bolsillo.
Y es que ante la alta demanda se produjeron excesivas subidas de precios por parte de algunas compañías que prestan este servicio como Uber, Cabify o Bolt. Desde los 40 hasta los 80 euros fue el precio para ir la primera noche desde Martiricos hasta el Cortijo de Torres a las 22.30 horas. Mientras que para volver del recinto ferial a puntos como Alhaurín de la Torre a las 7 de la mañana se pedían hasta 130 euros, mientras que para llevar a alguien al Centro de la ciudad oscilaba entre los 22 y los 61 euros.
El tema de los altos precios ha vuelto a copar gran parte de las conversaciones y de las quejas de los clientes durante esta feria. Y es que además de la subida experimentada por las raciones de comida, la cerveza, las copas o la bebida 'estrella' de la feria, el Cartojal –cuya botella más pequeña ha rondado entre los 8 y 10 euros–, ha habido confusión con los precios ya que había casetas donde por un mismo producto cobraban cantidades diferentes dependiendo de la jornada ferial y había tablas de precios diferenciando el día y la noche, subiendo en la nocturna hasta dos euros por cada bebida.
Aunque oficialmente la feria terminó este sábado, hoy todavía hay una oportunidad para acudir al real de Cortijo de Torres ya que abrirá la zona de las atracciones para que las familias aprovechen el 'Día del niño', donde los precios de los populares 'cacharritos' –que en estos días han oscilado entre los cuatro y los quince euros el viaje– estarán a precios reducidos hasta las 2 de la madrugada cuando comenzará la cuenta atrás para la Feria de Málaga de 2026.
Cerradas cinco casetas, la mayoría por impedir el acceso libre y gratuito
Un total de cinco casetas de las 120 instaladas en el real de Cortijo de Torres han sido cerradas durante 24 horas por incumplir algunas de las normativas de la ordenanza de feria, principalmente por impedir el acceso libre y gratuito.
Las primeras en sufrir este cierre cautelar fueron la Bulla y El Jaleo, la primera por falta de delimitación y quitar mesas y sillas antes de tiempo; y la segunda por reincidencia en el incumplimiento de contar con personal de seguridad.
Por su parte, el martes se clausuró la caseta La Exquisita por «reincidencia en impedir acceso libre y gratuito y cobrar o exigir invitación para consumición o pase para entrar». El mismo motivo por el que se llevó al cierre de la caseta Selvática. La última en sufrir esta medida fue Koloa, que permaneció 24 horas cerrada por impedir el acceso libre y gratuito a su interior, según comunicó el Ayuntamiento.
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