Tal día como hoy hace 529 años

Pero fue tal la virulencia del asedio, hubo tantas bajas, tanta miseria, que la celebración no pasó de ahí. Fue cuatro años después, el 15 de agosto de 1491, cuando el recién constituido Ayuntamiento de Málaga decidió hacer una celebración anual en el día de la Asunción para conmemorar la reconquista de la ciudad por los Reyes Católicos. Ese fue el origen de nuestra feria, porque pronto comenzaron a celebrarse diversos actos como lidia de vaquillas, exhibiciones de caballos y mercados, así como la tradicional y obligatoria procesión hasta lo que sería la Catedral. Pero la Feria de Agosto, ya se sabe, toma su verdadero impulso hasta llegar a nuestros días en dos fechas claves: 1887 y 1987, con motivo del IVy VCentenario de los acontecimientos relatados. En 1887, la ruina de la filoxera, el hundimiento de la industria y la falta de dinamismo económico y social llevó a las autoridades a idear la feria como hoy la tenemos concebida, con corridas de toros, bailes, competiciones, procesiones, desfiles y fuegos artificiales, con el objeto de relanzar a la ciudad y ponerla en el mapa del incipiente turismo. En 1987, con la apuesta definitiva para relanzar unas fiestas que habían pasado una tremenda travesía del desierto en los años 70, y también porque se volvió a considerar que podía ser un gran atractivo turístico para la capital de la Costa del Sol, por aquellos años ni por asomo era lo que hoy a nivel de visitantes y de focode atracción turísticos.

La Feria de Málaga, pues, se celebra en agosto por ese motivo, pero muy bien se podría haber celebrado en mayo si la cabezonería de Hamet El Zegrí no lo hubiera evitado. Y es que el 27 de abril, tras 20 días de asedio, los Reyes Católicos tomaban Vélez Málaga, enviando el Rey al conocido militar Hernando Pérez del Pulgar a Málaga con una generosa oferta si se producía una rendición que era inevitable, ya que las tropas cristianas avanzaban implacables desde la Axarquía, por mar y tierra, con 50.000 hombres y 12.000 caballos. El rey ofertaba libertad para todos los ciudadanos, el reconocimiento y garantía de los patrimonios para sus principales familias, dinero y honras para sus militares más influyentes y la promesa de que todos los soldados podrían residir en poblaciones cercanas a la capital elegidas por ellos. Pero Hamet El Zegrí, junto los no menos empecinados Ibahím Zenet, Hassan de Santa Cruz y Muhammad El Zagal, había jurado ante todos los malagueños que no se rendiría «hasta la muerte». Su negativa a claudicar exasperó a los Reyes Católicos, que no obstante hicieron una segunda oferta en mayo, que al ser rechazada conllevó la situación de asedio, durísimo e inhumano, de Málaga, cuyos ciudadanos al paso de las semanas imploraban a El Zegrí que la entregara, pero el caudillo siempre se negó. Fue un verdadero caos, y Málaga sufrió como consecuencia del cerco una gran hambruna y gravísimas epidemias, algo que lógicamente hizo que la defensa de la plaza no se pudiera prolongar en el tiempo y tras 101 días, el caudillo Alí Dordux abría la puerta de Granada a Isabel y Fernando, un día como hoy, un 19 de agosto de 1487...