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maría rodríguez
Sábado, 23 de agosto 2014, 09:54
Los más copleros de Málaga se dieron cita anoche en el Auditorio Municipal para recibir a dos de sus referentes: Antonio Cortés y María Lozano. Ambos participaron en la primera edición del concurso musical de Canal Sur Se llama copla, que va camino de la octava temporada tras su exitoso comienzo en 2007.
A María Lozano le sirvió para cumplir su sueño, cantar a su gente en "un sitio privilegiado como este". Salió al escenario deleitando a sus seguidores con Quién dijo pena, un pasodoble de Marifé de Triana tras el que invitó a todos los asistentes, que llenaron casi al completo el Auditorio, a disfrutar de la velada y de la Feria de Málaga. Le siguieron grandes coplas como Limosna de amores o La lumbre de tu cigarro, todas finalizadas con los aplausos y los olés de un veterano público que disfrutó recordando la época dorada de la canción española.
Estuvo acompañada además del baile de José Lucena y Mar Montilla, que también actuaron sobre las mismas tablas la noche anterior, en el Encuentro de Bailes Regionales Ciudad de Málaga. Todo ello mientras el público se emocionaba con un espectáculo protagonizado por la voz de la malagueña. La madre que la parió, qué voz tiene, comentaba una de las espectadoras, que conocía además las canciones antes de que la artista comenzara a cantarlas.
Un sueño cumplido
Tras cerca de una hora de concierto que arrancó a las 23.00 horas, la artista comenzó la despedida abriéndose al público. Muchas veces en otras ferias, en otras provincias, he soñado con este momento. Cerraba los ojos y me imaginaba que estaba aquí. Hoy no tengo que cerrarlos y los abro bien porque he cumplido mi sueño. Pero ni las palabras más bellas terminaron de saciar a su público, que esperaba vehementemente desde el inicio que interpretara su tema estrella, Romance de Zamarrilla. Y cómo no, María Lozano regaló la canción a los asistentes antes de abandonar el escenario y dar paso a su compañero Antonio Cortés.
El nerjeño comenzó su actuación poco antes de las 00.30 horas y lo hizo con la promesa de quedarse hasta romperse. Esto va a durar lo que queramos, adelantaba Antonio Cortés a su público, al que le estuvo cantando hasta las 2.30 horas. En su imponente e infinita voz sonaron temas como La rosa y el viento, de Rocío Jurado, Tu ropita con la mía, de Concha Piquer, o Carcelero, carcelero, la canción de Manolo Caracol que lo lanzó al estrellato tras su paso por Se llama copla.
También se llevó a su terreno grandes canciones que nada tienen que ver con la copla y el flamenco, como Si no te hubieras ido, de Maná. El malagueño quiso dedicársela a su padre, que falleció cuando él solo era un niño poco después de que éste le hubiera dado la vida adoptándolo y trayéndolo a Nerja, desde Bucarest, donde pasó los dos primeros años de vida. Sin llevar sangre andaluza en sus venas ha demostrado ser más coplero que nadie y ha hecho revivir la canción española.
Anoche, el alma del Auditorio fue malagueña, sin duda, y es que además pasó por allí Virginia Gámez, otra de las grandes artistas que ha dado esta tierra y que dejó claro desde muy pequeña que lo suyo era el flamenco. Interpretó junto a Cortés A ciegas, un precioso dueto en el que se dejaron la piel. ¡Qué bonito!, le gritaba el público para después corear su nombre y seguir disfrutando de cada canción. Asimismo, se pudieron escuchar coplas míticas, como Ay pena, penita, pena o Embrujao por tu querer, fandangos y hasta sonidos semanasanteros. Antonio Cortés se despidió cantándole La saeta de Antonio Machado a Nuestro Padre Jesús Cautivo, un emotivo final para culminar una gran noche de copla y pasión andaluza.
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