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Rivera abandona la política tras la debacle electoral y deja a Ciudadanos sin rumbo

El desastre en las urnas sitúa al partido al borde de su defunción política tras pasar de tercera a sexta fuerza

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Lunes, 11 de noviembre 2019, 11:20

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El sueño de Ciudadanos llega a su fin para Albert Rivera. Trece años después de asumir por sorteo las riendas de un partido que nació en Barcelona como un movimiento de reacción al nacionalismo lingüístico catalán, suelta el timón acorralado por el catastrófico resultado en las urnas. Los diez escaños que obtuvo Ciudadanos el domingo han acabado siendo una losa demasiado pesada para el que fuera fundador de la formación, que no quería creérselo hasta que no lo vio con sus propios ojos.

«No creo que a nadie le sorprenda que hoy dimita. Sea justo o injusto, es lo responsable», subrayó Rivera en su adiós. Nadie duda a estas alturas de que el cataclismo electoral es directamente imputable a la errática estrategia que el propio líder de Ciudadanos diseñó y ejecutó pese a las voces internas que la cuestionaban. La formación naranja siempre había sido vista como una opción centrista con futuro hasta que con los constantes bandazos ideológicos fue perdiendo credibilidad y apoyo. «Ya avancé que iba a asumir todas las responsabilidades en persona», reconoció un emocionado Rivera.

Si en un primer momento el dirigente liberal se resistió a dimitir y tuvo la tentación de poner su continuidad en manos de los militantes, este lunes tomó la decisión de irse por «coherencia» con sus valores y «por el bien del proyecto». No ha querido «atornillarse» al sillón, como él mismo explicó en una comparecencia sin preguntas, en las que estuvo arropado por el comité ejecutivo al completo. Una decisión «que le honra», en palabras de algunos dirigentes de Ciudadanos, que desconocían las intenciones de su líder de dar un paso al lado. Solo su círculo más cercano sabía de su determinación de abandonar el partido. El ya expresidente de los naranjas desoyó a quienes le pidieron que aguantara a los mandos hasta la próxima asamblea general, como hizo Alfredo Pérez Rubalcaba en el PSOE, para pilotar su sucesión. Pero la decisión estaba tomada.

Anuncia su adiós por «coherencia» y «por el bien» del partido que ahora deberá elegir a su sucesor

Rivera se va para siempre. Renunció a su acta de diputado, que ocupará el abogado del Estado Edmundo Bal, y a cualquier vinculación con la política. «La vida es mucho más», remarcó luchando por contener las lágrimas. Explicó que su intención a partir de ahora es recuperar el tiempo perdido con los suyos, especialmente con su hija Daniela a la que reconoció haber dedicado «menos horas de las que debería». «No voy a ser el presidente de las familias -dijo en referencia a una de sus promesas esta pasada campaña-, pero sí mejor padre, mejor hijo, mejor pareja y mejor amigo, que es lo que creo que se merecen».

Aunque no desveló cuáles son sus planes de futuro, Rivera recordó que tiene una profesión -es abogado y trabajó en los servicios jurídicos de La Caixa- y volverá a ella «sin mirar atrás». El ya expresidente de Ciudadanos tiene aún una larga vida laboral por delante -este viernes cumple 40 años- y lo normal es que encamine sus pasos hacia el sector privado como han hecho otros dirigentes tras su retirada política. De momento, se tomara un descanso.

Debate sucesorio

Mientras Rivera asume su nuevo estatus laboral, el partido tendrá que sobrellevar el duelo y aprender a vivir sin su guía. Con el grueso de los dirigentes aún en 'shock', hay quien ya mira a Inés Arrimadas para que dé un paso y tome las riendas de la formación. A día de hoy, y según todas las fuentes consultadas, es la figura con más peso y proyección política de la formación liberal y la única capaz de hacer resurgir de las cenizas a Ciudadanos.

No es el único nombre sobre la mesa. El eurodiputado Luis Garicano, contrapeso crítico junto al vicepresidente de Castilla y León, Francisco Igea, por el veto a Pedro Sánchez también gana enteros, al igual que la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís. Desde el entorno del líder de Ciudadanos en la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, no descartan que también se postule, aunque reconocen estas mismas fuentes que su primera opción es conocer los planes de Arrimadas.

En las próximas semanas se irá despejando las quinielas sobre el sucesor de Rivera, que en su adiós evitó señalar a su delfín.

Juan Carlos Girauta. EFE

Girauta sigue los pasos de Rivera

Al adiós de Albert Rivera le sigue el de Juan Carlos Girauta. El exportavoz de Ciudadanos en el Congreso anunció este lunes en una entrevista en EsRadio que se baja también del barco y deja la política. «El partido no echa la persiana, la echo yo. Yo no quiero estar allí sin Albert Rivera», anunció. El exdiputado liberal, que no consiguió retener su escaño por Toledo este domingo, reconoció que el resultado electoral ha sido «un fracaso sin paliativos». Aún así, defendió que Ciudadanos no está acabado y que es «un partido consolidado con mucho futuro».

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