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Una persona alza un cartel a favor de un candidato republicano en un centro de votación en Miami, Florida.. EFE
Cerrarán el micrófono a Trump en su segundo debate con Biden

Cerrarán el micrófono a Trump en su segundo debate con Biden

En el anterior encuentro el magnate interrumpió a su rival constantemente, lo que le costó muchos votos sobre todo entre los mayores de 65 años

Mercedes Gallego

Nueva York

Martes, 20 de octubre 2020, 22:32

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Durante el único debate presidencial sostenido hasta la fecha, Donald Trump interrumpió a su rival Joe Biden entre 70 y 128 veces, según se cuente, y hasta diez veces en una sola pregunta, por lo que fue amonestado en 25 ocasiones por el moderador Chris Wallace, sin que sirviera de nada. Para el ultimo careo previsto este jueves en Tennessee (Nashville), la comisión ha decidido que cerrará el micrófono de los participantes cuando acaben su turno.

Con esto pretende evitar otro desagradable espectáculo como el de septiembre, en el que la cacofonía de voces impedía entender las respuestas. La campaña de Trump debería estar satisfecha, porque la imagen que proyectó con esas continúas interrupciones le costó muchos votos, particularmente entre los mayores de 65 años, pero al magnate no le gusta que le tapen la boca. Al terminar ese debate seis de cada diez espectadores decidió que Biden lo había ganado, frente a solo el 28% que atribuyó la victoria al presidente. Dos días después la Casa Blanca anunció que el presidente estaba enfermo de Covid-19, lo que hace pensar que ya lo padecía esa noche en la que se le vio sudar ante las cámaras con los ojos enrojecidos. Trump había llegado al escenario de Cleveland demasiado tarde para hacerse la prueba. Sus colaboradores sostuvieron que se la hacía todos los días, pero no mostró los resultados.

Por todo eso y más, su campaña tiene ahora poco margen para protestar por el cambio de reglas, ya que se retiró del segundo debate programado en Miami cuando al conocerse su enfermedad la comisión decidió hacerlo virtual para evitar contagios. A la baja en las encuestas, Trump necesita este debate mucho más que Biden, quien en realidad se beneficiaría de una cancelación.

Intenta, no obstante, acotar el contenido el contenido a un tema que le resulta inofensivo, la política exterior. Ese es el foco que se había programado para este tercer encuentro, pero según las declaraciones de la moderadora de NBC Kristen Welker, los seis bloques serán: la lucha contra la covid-19, las familias estadounidenses, la raza en EE UU, cambio climático y seguridad nacional. Bill Stepien, jefe de campaña del presidente, acusa a la comisión bipartidistas de intentar «blindar» a Biden para que no tenga que enfrentar la acusaciones de corrupción y nepotismo que pesan sobre él y le urge a centrarse en política exterior.

Durante los 37 años que ha servido en el Congreso Biden pasó décadas en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, que llegó a presidir, y como vicepresidente de Barack Obama fue decisivo para las políticas en Ucrania, Afganistán, Cuba e Irán, entre otros países, pero la campaña de Trump cree que nada de eso le beneficiará frente a los votantes. En cualquier caso lo que sí se sabe es que al mandatario no le ayuda la conversación sobre el coronavirus, que se ha convertido en el gran escollo de su reelección.

Minimizar la pandemia

La vacuna no ha llegado a tiempo para las elecciones y el virus, lejos de desaparecer, amenaza con la segunda gran oleada de otoño invierno. Con más de 58.000 nuevos casos registrados solo el lunes, EE UU tiene niveles de infección que no se habían visto desde el verano. De hecho, 14 Estados batieron la semana pasada récords totales de hospitalización.

«Covid, covid, pandemia, covid, covid… Pones la CNN y eso es todo lo que cubren. ¿No estáis cansados ya de escuchar hablar de los mismo?», preguntó Trump a su entregada audiencia de Prescott (Arizona) el lunes. La respuesta no le decepcionó. «¡La gente no os lo compra, CNN, estúpidos bastardos!».

Él bailaba sobre el escenario, pero su esposa Melania, 24 años más joven, tuvo que cancelar su asistencia anoche en Pensilvania al que hubiera sido su primer mitin, sin contar el discurso que dio desde la Casa Blanca durante la convención republicana. La persistente tos que le ha dejado el coronavirus hacía recomendar reposo, aunque su portavoz Stephanie Grisham asegura que «cada día está mejor».

Trump no se rinde. Con dos semanas escasas por delante ha redoblado su mensaje de minimizar la pandemia y apostar a que su mandato sería una vuelta a la normalidad que tantos añoran, mientras asusta con que Biden impondría el confinamiento. Trump planea dos o tres actos de campaña hasta el mismo día de las elecciones, centrado en un puñado de estados bisagra que las encuestas ponen a uno o dos puntos y que podrían definir las elecciones.

«Fauci y otros idiotas»

Hace mucho que se palpaba la tensión entre Donald Trump y el epidemiólogo jefe del país Anthony Fauci, mucho más popular entre los estadounidenses, que le dan más veracidad, pero el estrés de la recta final de la campaña en la que el mandatario lleva la baza perdedora le ha hecho saltar.

Trump interrumpió una teleconferencia con personal de campaña para decir que «la gente está cansada de oír a Fauci y a todos esos idiotas, lleva aquí como 500 años…», protestó. La prensa, invitada a escuchar la teleconferencia, tomaba nota sin que eso le importase a Trump. El mandatario había marcado espontáneamente el teléfono desde su habitación de un hotel de Nevada cuando ya no podía más con lo que veía en la pequeña pantalla. «¡Cada vez que pones la televisión está ahí con alguna noticia bomba, pero será todavía más bombazo si le despedimos», amenazó.

El respetado investigador médico que efectivamente trabaja en el gobierno desde antes de Reagan dio titulares al decir el domingo por la noche durante una entrevista que no le sorprendía que el mandatario hubiera contraído la covid-19. Fauci considera que buscar la inmunidad de rebaño «es una tontería», recomienda ardientemente el uso de la mascarilla y un día de Acción de Gracias menos en familia que otros años, por mucho que Trump no quiera oírlo. Legisladores demócratas y republicanos salieron en su defensa, habida cuenta de que pasado el 3 de noviembre seguirá en el gobierno, mientras que del presidente no se sabe.

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