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SALVADOR SALAS
El cierre de actividades «no esenciales» deja la economía malagueña parada al 85%, según la patronal

El cierre de actividades «no esenciales» deja la economía malagueña parada al 85%, según la patronal

Los reductos de actividad son el sector agro, el comercio de alimentación, el transporte, la sanidad y las actividades que permiten el teletrabajo

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Martes, 31 de marzo 2020, 02:00

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Con el cierre a partir de hoy (una vez agotado el día de gracia concedido por el Gobierno) de todas las actividades consideradas no esenciales, la economía malagueña se sume en un estado de «hibernación» -calcando el término utilizado por la ministra de Hacienda, María Jesús Montero- del que se desconoce cuándo y sobre todo cómo despertará. La Confederación de Empresarios de Málaga (CEM) calcula que el 85% de la actividad productiva de la provincia ha quedado paralizada.

«Un 70% de la economía malagueña ya estaba parada desde hace dos semanas con la entrada en vigor del estado de alarma, que supuso el cierre de la industria turística y la hostelería con todos sus proveedores asociados, así como del comercio minorista a excepción de tiendas de alimentación y otros productos básicos. Si ahora se suma la construcción con su sector auxiliar, además de otras industrias y servicios, no nos equivocamos si decimos que la economía malagueña se queda parada al 85%», explica el presidente de la CEM, Javier González de Lara, que no está de acuerdo con esta «hibernación» generalizada forzosa, ya que considera que hay un «peligro cierto de que se gripe el motor de la economía y sea muy difícil arrancarlo de nuevo». La patronal es escéptica respecto a la posibilidad de reanudar la actividad después de Semana Santa, como ha anunciado el Gobierno.

CC OO rebaja el impacto del nuevo decreto del Gobierno que, además, considera justificado dada la dramática evolución de la pandemia. «El permiso retribuido termina el 9 de abril, así que van a ser sólo siete días laborables de actividad paralizada», apunta el secretario provincial de CC OO, Fernando M. Cubillo, que cree que lo «prioritario» es frenar el contagio de la enfermedad antes de cualquier otra consideración y pide que se «proteja debidamente» a los trabajadores de servicios esenciales que continúan «al pie del cañón». Su homólogo en UGT, Ramón Sánchez Garrido, que la semana pasada se manifestaba en contra de «un cierre total» porque provocaría «una catástrofe económica y social mayor», se muestra ahora comprensivo ante la medida del Gobierno «ya que los técnicos creen que va a contribuir a frenar la enfermedad».

El Real Decreto-ley 10/2020 establece «un permiso retribuido recuperable» para los trabajadores por cuenta ajena «que no presten servicios esenciales con el fin de reducir la movilidad de la población en el contexto de la lucha contra el COVID-19» entre los días 30 de marzo y el 9 de abril. El teletrabajo sigue estando permitido. Esta medida tiene su principal impacto en la construcción y la industria, ya que la mayoría de los servicios estaban ya cerrados. Tampoco es desdeñable la repercusión del parón en sectores como el de la jardinería y el mantenimiento, muy intensivos en mano de obra en la Costa del Sol.

Dos de los tres principales motores de la economía malagueña están ya, pues, completamente apagados -caso del turismo y la construcción- y el tercero, que es el comercio, al ralentí, con sólo la rama de alimentación operativa. Los reductos de actividad están en el sector agroalimentario, unas pocas industrias consideradas esenciales como la farmacéutica, las actividades tecnológicas y de oficina que han podido adaptarse al teletrabajo, el transporte (mermado por la caída del consumo y la actividad industrial), las entidades financieras, los despachos profesionales y, por supuesto, la sanidad.

La confusión y las dudas marcaron el día de ayer para miles de empresas malagueñas y sus trabajadores, que se toparon con la orden de paralizar la actividad de un día para otro, con la dificultad que ello conlleva en sectores como la industria o la construcción. La mejor prueba del desconcierto reinante fueron los cientos de llamadas que recibieron tanto las organizaciones patronales como los sindicatos. Empresarios que dudaban si su actividad estaba contemplada entre las esenciales; trabajadores que no sabían si ir a trabajar o no; profesionales que se preguntan cómo aplicar el criterio de «urgencia»... Las dudas generadas por el Real Decreto-ley 10/2020 son múltiples. Por cierto, que el decreto originariamente no consideraba a las propias organizaciones patronales y sindicales «esenciales» en este convulso momento, pero cerca de la medianoche de ayer el Gobierno publicó en un BOE extraordinario una rectificación a la norma para incluir a los agentes sociales entre las actividades que pueden seguir desarrollándose. Dicha modificación también afecta a los autónomos, que podrán seguir trabajando.

El teletrabajo es la tabla de salvación a la que se aferran un buen número de empresas malagueñas del sector de oficinas y despachos, así como las tecnológicas. De hecho, empresas como Freepik, Google (Virustotal) u Opplus ya enviaron a sus empleados a trabajar desde casa antes de que se decretara el estado de alarma. Así, el PTA es uno de los pocos oasis que se salvan de la inactividad y los ERTE. «De los 20.000 personas que trabajan en el Parque, 18.000 siguen trabajando desde sus casas», afirma el director del recinto, Felipe Romera.

En las antípodas se encuentra el sector de la construcción, que no tiene otra opción que una parálisis total. La Asociación de Constructores y Promotores de Málaga lanzó un mensaje de socorro: «Necesitamos medidas ágiles de liquidez, de aplazamiento de pago de impuestos o de exención fiscal. Cualquier ayuda para afrontar un momento tan complicado y mantener sus plantillas», manifestó su secretaria general, Violeta Aragón.

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