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¿Más o mejores operadores?

Los líderes ante la crisis ·

Esta crisis también nos va ayudar a romper muchos tabúes. Se impondrán cambios en los comportamientos de consumo y en las relaciones personales

António Coimbra

Consejero delegado y presidente de Vodafone España

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Miércoles, 15 de abril 2020

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Esta crisis ha puesto en valor la importante inversión en infraestructuras de Red (fibra y móvil) que se ha producido en este país y que nos ha permitido estar a la cabeza en Europa y afrontar mejor esta crisis. Pero también nos ha enseñado que la Red es un activo estratégico, no solamente para el mantenimiento del tejido social y económico de un país a través de las comunicaciones, sino también para garantizar su capacidad de transformación y desarrollo económico a futuro.

Esto marca la diferencia entre los operadores con un rol estratégico, que aportan a la sociedad, con perspectiva de largo plazo, con infraestructuras de calidad, capacidad y redundancia, además de políticas activas de responsabilidad social, frente a los operadores que buscan maximizar valor individual a corto plazo y sin un propósito social.

Es por ello necesario, entendiendo el papel esencial que juegan las infraestructuras de red, que desde los reguladores y gobiernos se creen las condiciones para la inversión rentable y sostenible en infraestructuras. Se impone un cambio de paradigma, pasando de «cuantos más operadores mejor» a un enfoque de «cuanto mejores operadores, mejor» y, por lo tanto, favoreciendo un contexto más abierto a la consolidación del sector, inter e intra país en Europa.

Esta crisis también nos va ayudar a romper muchos tabúes. Se impondrán cambios en los comportamientos de consumo y en las relaciones personales. También se producirá un incremento sostenible del consumo digital, el desarrollo del comercio electrónico, la implantación del aprendizaje en remoto y gestión digital desde los colegios (tele-pupitre), y el impulso definitivo al teletrabajo, que tenderá a estandarizarse de forma masiva, incluso en sectores donde era impensable, como por ejemplo las plataformas de atención al cliente.

En los hogares y en las empresas es, quizá, donde más evidente sea el cambio producido por esta crisis. Se producirá un aumento sustancial de la gestión digital del ocio y el entretenimiento dentro del hogar, las videoconferencias o el 'gaming' compartido están para quedarse. Y para las empresas y administraciones públicas esto supondrá el salto definitivo hacia la transformación digital.

Tengo una visión positiva sobre la recuperación. Nos repondremos como país y como economía más rápido de lo esperado. Los gobiernos han reaccionado con medidas potentes para asegurar la liquidez de las empresas y familias, minimizando el paro estructural y a largo plazo. Todo esto hará que la actividad se recupere de forma gradual, pero acelerada.

Por último, me surgen dos grandes reflexiones. Por un lado, tras comprobar el impacto de esta crisis en el sistema sanitario, ¿deberían los países replantearse la inversión en el sistema de salud y la gestión de las reservas y equipamientos sanitarios? Sinceramente, espero que sí. Y, por otro, ¿llegaremos a ver un cambio hacia la 'orientalización' en las relaciones sociales? Sinceramente espero que no. No hay culturas mejores o peores; forman parte de la idiosincrasia de los pueblos. Pero a mí me gusta mucho la nuestra y espero que no se pierda con esta crisis la manifestación de los afectos que caracteriza la sociedad occidental o los derechos de privacidad de sus ciudadanos.

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