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César Alierta.
Las operadoras europeas sueltan lastre y claman ante Bruselas

Las operadoras europeas sueltan lastre y claman ante Bruselas

En dos años han reducido su deuda en 45.000 millones pero en siete han de invertir otros 200.000 en redes para mejorar el servicio

José Antonio Bravo

Domingo, 5 de octubre 2014, 07:12

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«Bruselas no sabe de redes». Palabra de César Alierta, presidente de Telefónica, quien a principios de mes ponía voz a las quejas reiteradas de las principales operadoras contra la Comisión Europea. Sus reproches se dirigían de manera especial a la responsable de la llamada Agenda Digital en los últimos cinco años, la holandesa Neelie Kroes -que será relevada en noviembre por el estonio Andrus Ansip-, cuya gestión tachan de «desastrosa».

Para los cuatro grandes de las telecomunicaciones en el viejo continente (Vodafone, France Telecom, Deutsche Telekom y la referida Telefónica), la UE ha permitido que los «monopolios digitales» -Whatsapp o Facebook, sobre todo, aunque sus críticas se extienden a Google y Apple- se hayan aprovechado de forma ventajista -«ni invierten, ni crean empleo ni pagan impuestos», claman al unísono- de unas redes cuyo mantenimiento les cuestan miles de millones de euros al año.

«La industria necesita un mercado único digital», argumentaba en el mismo foro el consejero delegado de Vodafone, Vittorio Colao, y, sin embargo, «tenemos 27 distintos con continuas amenazas de sanciones (por cuotas de mercado y precios) cada vez que hacemos operaciones para consolidar el sector».

Por eso, cuando escuchan que desde Bruselas se les piden 200.000 millones de euros de aquí a 2020 para invertir en el despliegue de redes de telecomunicaciones, las grandes operadoras se sienten «claramente discriminadas» frente a las llamadas empresas digitales. Máxime cuando la aportación comunitaria para cumplir ese objetivo se antoja realmente mínima en comparación, dado que en 2013 apenas dedicaron 1.000 millones al programa para facilitar las conexiones en Europa (CEC), nueve veces menos que durante el ejercicio anterior.

En esta tesitura, y aún no llegando a la cifra requerida, las compañías tradicionales son conscientes de que les va a tocar invertir más y, para ello, crecer en tamaño. Consideran que sólo eliminando competidores -las fusiones y concentraciones en el sector a nivel mundial se dispararon un 288% en el primer semestre hasta aproximarse a los 177.000 millones de euros- y ganando en cuota podrán obtener los recursos necesarios para ahorrar costes y, con ello, generar la caja necesaria para acometer tan cuantiosas inversiones.

Mayor cooperación

Pero además es más presumible que las propias operadoras deban cooperar entre sí, según una opinión compartida entre los expertos del sector. «Sólo así podrán mantener el ritmo de inversiones en los nuevos tiempos digitales sin poner en peligro el modelo de negocio», advierten.

En España ya lo vienen haciendo los primeros actores de la telefonía. Vodafone y Orange se aliaron hace dos años para desarrollar una red conjunta de fibra óptica -que pretende alcanzar a tres millones de hogares en otoño de 2015-, mientras Telefónica y Jazztel hacen lo propio. Y es que alcanzar la meta de la UE para que, en 2020, al menos el 50% de los hogares europeos tengan banda ancha 100MB no resulta fácil.

Claro que para que esas fusiones no resulten indigestas también hay que controlar la deuda y mantener el 'rating' ante el mercado. Aumentar el capital, emitir bonos convertibles o colocar productos híbridos son buenas alternativas. Lo más directo, no obstante, es reducir el pasivo. En los dos últimos años las grandes del sector en Europa lo han hecho en casi 45.000 millones con Telefónica, Vodafone y la holandesa KPN a la cabeza de los recortes.

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