Las opciones para financiar el inicio de una startup
Expertos valoran las diferentes formas que tiene un emprendedor para impulsar su proyecto: desde 'la financiación de las tres F' o el 'bootstrapping' hasta los 'business angels', fondos de inversión o financiación pública
La radiografía inicial puede parecer sencilla. Pero hay tanta variedad de opciones para impulsar un nuevo proyecto que a veces los emprendedores no saben por ... dónde es mejor empezar. Y la realidad es que no es nada fácil. Existen varias opciones, desde 'la financiación de las tres F' o el 'bootstrapping' hasta los llamados 'business angels' y fondos de inversión o incluso los préstamos de financiación pública. Todas estas opciones las analizan para este reportaje tres expertos en el mundo 'startupero': el CEO de Kaikoo y presidente de Málaga Tech, Juan Antonio Tejada; el 'managing director' de Zubi Labs, José Luis Martínez, que se mudó con el grupo valenciano a mediados de este año a la capital para fichar talento emprendedor con su modelo 'venture builder'; y uno de los 'business angels' más conocidos del país, Juanjo Mostazo, que aterrizó este año en Málaga para apostar por el talento emprendedor y también trajo de la mano a K Fund, una de las gestoras de capital riesgo más potentes de España. Esas son las tres voces que, a través de su propia experiencia, valoran cómo son cada una de las formas de comenzar a financiar un proyecto en su fase de arranque.
Cuando Juanjo Mostazo comienza a plantear las posibilidades, no duda en mencionar la primera, la llamada 'financiación de las tres F' también conocida como 'Family, Fools and Friends'. Ese es el caso en el que el emprendedor opta por su círculo más cercano para financiarse y apostar por su proyecto. «Si tu proyecto no es lo suficientemente atractivo para inversores porque sólo tienes una idea inicial, lo que se suele hacer es reunir capital entre tus conocidos y con eso se arranca para seguir creciendo hacia otra primera ronda más fuerte. Esto suele ser cuando se necesitan desde unos 10.000 a 50.000 euros para dar el primer impulso», analiza el inversor. Y, además, lo valora como algo positivo cara a las próximas fases: «Eso tiene mucha importancia para las siguientes inversiones porque para un futuro inversor supone y sabe que por cada euro te vas a dejar la piel».
Los inversores tradicionales bajan su apuesta por startups
Los inversores tradicionales hace unos años se lanzaron al mercado de las startups. Muchos de ellos siguen, pero otros han dado un paso atrás. «El capital riesgo ha empeorado bastante y eso ha hecho que mucho inversor institucional se fuese donde tradicionalmente estaba», valora José Luis Martínez. Algo en lo que coincide Juanjo Mostazo: «La inversión depende mucho de la situación de la economía y en el último año ha habido una desaceleración muy grande. Eso ha limpiado a mucho inversor no profesional que está dedicando su capital a otra cosa a causa de los tipos de interés tan altos. Por ejemplo, hay muchos 'business angels' no profesionales que están dejando de invertir. Aunque en mi círculo no he notado una bajada; al final si el emprendedor es bueno, se apuesta», asegura. Juan Antonio Tejada también percibe esa negativa: «Cada vez hay menos fondos, ahora no podrían nacer empresas como Cabify. La subida de los tipos de interés ha hecho que para muchos sea más interesante, por ejemplo, invertir en ladrillo».
Pero, sin duda, esa otra primera opción que él mismo plantea y en la que coinciden los tres expertos es en el 'bootstrapping', que es la alternativa de arrancar con la startup con recursos propios, sin recurrir a fuentes externas para levantar la idea. «Recomendaría empezar así y ya, posteriormente, levantar el 'presemilla' pero con una facturación mensual, aunque sea baja. Ahora los inversores están más cautos y no apuestan tanto de primeras, igual que pasa con el dinero público y los préstamos. Por eso es mejor diseñar algo que desde el inicio te permita facturar lo antes posible y luego te lanzas a pedir capital», señala Juan Antonio Tejada. Entre los ejemplos más conocidos de 'bootstrapping' se pueden encontrar a Freepik -hasta que vendió al fondo- y a Uptodown.
En el caso de José Luis Martínez, con Zubi Labs, su trabajo tiene mucho que ver con esa fase inicial de una startup. «El 'venture builder' es diferente al capital riesgo convencional, nosotros incubamos o creamos compañías desde cero dentro del impacto que va desde retos medioambientales a sociales. Primero conceptualizamos la idea que validamos y, cuando tiene sentido y genera impacto, la lanzamos. Ahí es cuando invertimos un millón de euros en cada compañía, una cantidad que comienza con 300.000 euros cuando los fichamos y luego los 700.000 restantes para seguir avanzando», explica el inversor. La de Zubi es una gran apuesta para la que tienen sus propios requisitos. «Buscamos emprendedores con 'track record', que tengan experiencia y que hayan tenido un éxito importante o venga de otra startup con alto crecimiento. Al menos alguno de los fundadores, no todos, pero es fundamental en alguno de ellos», matiza Martínez.
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Otros inversores que suelen apostar en las primeras fases son los 'business angels', que son personas que financian de forma más profesional y que, en su mayoría, son personas que ya han emprendido y conocen todo el sector. «Ese sería mi caso, un exemprendedor que juega a ser inversor. Cuando están en la ronda 'presemilla', cuando el proyecto está creado pero se está facturando algo... Ahí es cuando los 'business angels' apuestan económicamente y, además, suelen ser un nivel de apoyo porque te van a ayudar por su experiencia y por su red de contactos. Ellos pueden abrirte puertas con otras empresas. Siempre va a ser alguien cercano al que cuando tengas ganas de llorar, puedes llamar», asegura Juanjo Mostazo.
Los fondos de inversión son los que aportan grandes cantidades pero ya en una fase en la que el proyecto sea más maduro y haya indicios de que el mercado va a funcionar, incluso que tengan a clientes ya para ejecutarlo. «Ese tipo de rondas suelen estar entre los 500.000 euros y los tres millones. Ahí es el momento de escalar y conseguir algo gigante. Además, el fondo de inversión tiene capacidad de acompañar al proyecto toda la vida», concreta Mostazo. Luego, otras opciones son los conocidos préstamos Enisa o las propias aceleradoras de startups como, por ejemplo, La Farola o Demium, aunque a principios de este año cerró su sede en Málaga.
Cuando dan consejos, coinciden en lo mismo también estos tres expertos. Esto es lo que resalta José Luis Martínez: «Lo primero que hay que plantear es si la empresa en la que se está pensando es financiable. Hay que pensar en la rentabilidad desde el día cero... También hay que tener cuidado con los crecimientos agresivos porque el exceso de dinero ha hecho que muchas compañías sacasen al final poca rentabilidad», concluye el inversor.
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