El déficit público bajó al 4,8% en 2022 con unos ingresos récord

La cifra implica un notable descenso desde el 6,87% de 2021 y mejora el 5% previsto por el Gobierno en su compromiso con Bruselas. «Son buenas noticias que certifican que España es un país creíble», manifestó este jueves la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. 

Los datos del cierre presupuestario reflejan que la rebaja del déficit fue de unos 20.000 millones de euros en términos absolutos, en un año marcado por un amplio despliegue de ayudas para mitigar el impacto de la guerra en Ucrania. 

En total, el Gobierno ha destinado 35.000 millones de euros para este fin (más 10.000 en avales dirigidos a empresas), de los que unos 22.000 son imputables a 2022. De esa cifra, 8.000 se destinaron a medidas fiscales como la rebaja del IVA eléctrico y otros 14.000 a otras medidas de gasto, como la bonificación a los carburantes (unos 5.700 millones), el cheque de 200 euros o las subvenciones para impulsar al transporte público, entre otros.

De no ser por esa cifra, la reducción del déficit habría sido mayor, acercándose más al 3% previo a la pandemia. Pero la mejora de dos décimas frente a la previsión inicial aún permite al Gobierno cierto margen de maniobra para ampliar las medidas si fuera necesario más allá de junio. Esa decisión, según Montero, se tomará en función de la evolución de la inflación.

Con todo el gasto extra que han supuesto las medidas de alivio, la mejora del déficit se explica casi por completo por el incremento de los ingresos, sobre todo de los tributarios, que crecieron un 14,4% hasta un récord de 255.463 millones). 

Organismos como el Banco de España atribuyen la mitad de esa mejora al impacto de la inflación sobre determinados impuestos. Pero Montero defendió ayer que «solo un tercio» del alza corresponde a la misma. La mejora del empleo, de los salarios y de los beneficios empresariales están, según indicó, detrás de las cifras. 

En concreto, una de las figuras que experimentó un mejor comportamiento fue el IRPF, con un crecimiento del 15,8% hasta los 109.485 millones de euros, mientras que Sociedades aportó a las arcas públicas 32.176 millones, una mejora del 20,8%. El IVA -más ligado a la evolución del consumo- recaudó un 13,9% más, hasta los 85.595 millones de euros. «Su subida es menor que la del IRPF o Sociedades, dos impuestos menos afectados por la inflación», insistió Montero. 

Si se atiende a los datos por subsectores, las comunidades autónomas empeoraron su desequilibrio del 0,1% al 1,1%. Del mismo modo, las corporaciones locales incurrieron en déficit por primera vez en una década, coincidiendo con el último ejercicio antes de las elecciones. 

Así, el grueso de la rebaja del déficit llega de la mano de la Administración central (que pasó del 6,1% al 3,1% del PIB) y de la Seguridad Social, que recortó su agujero del 1% al 0,5%, gracias a las transferencias del Estado y al fin de algunas medidas de protección impulsadas durante la pandemia. 

En total, el déficit de la Seguridad Social asciende a 7.160 millones, siendo el gasto en pensiones (incapacidad, jubilación, viudedad, orfandad y en favor de familiares) el que sigue pesando más. En total, subió un 4,9% hasta los 145.279 millones, debido al aumento del número de pensionistas, a la subida de la pensión media y a la revalorización  del 2,5% para las  contributivas. Con esta perspectiva, y ante la revalorización con el IPC aplicada para este año, persisten las dudas sobre la capacidad del Gobierno para cumplir el objetivo de dejar a cero el desfase este año. 

Tras este despliegue de recursos, algunas instituciones han puesto en duda la capacidad del Ejecutivo para rebajar el déficit al entorno del 3% una vez regresen las reglas fiscales de Bruselas, suspendidas de momento -y a la espera de su reforma- hasta 2024. 

Según el Plan de Estabilidad -que el Gobierno tendrá que actualizar en abril- España no se situaría por debajo de ese límite hasta 2025. Así que el riesgo de un toque de atención europeo pese a la buena evolución del agujero fiscal sigue sobre la mesa.

En este sentido, Montero apuntó a que si la inflación se mantiene a la baja «y se normaliza», el Estado podría utilizar ese incremento de recaudación en la mejora del saldo fiscal. Pero deja claro que «si las familias siguen atravesando momentos de dificultad, emplearemos esos recursos en seguir ayudando». De momento, el compromiso del Gobierno con Bruselas es reducir el déficit del 4,8% actual al 3,9% este año.