El queso de Málaga consolida su prestigio

El libro, escrito por Samuel Perea e ilustrado por Lourdes Molina, recorre 22 municipios de la provincia y recoge la experiencia de productores que mantienen vivo un oficio que conecta directamente con las raíces rurales de Málaga. Con una especial atención a la leche de cabra malagueña —una de las razas caprinas más lecheras del mundo—, la obra también explora otras variedades, como las elaboradas con leche de cabra payoya o montejaqueña, reflejo de la riqueza de nuestro territorio.

La ganadería caprina, eje fundamental del sector quesero, no solo sostiene a cientos de familias en el medio rural malagueño, sino que también desempeña un papel clave en la conservación del paisaje y en la biodiversidad de la provincia. El mantenimiento de rebaños de cabra malagueña contribuye a prevenir incendios forestales y fomenta una economía circular vinculada al territorio.

Además de recoger testimonios de ganaderos como Maricruz Torres, Alfonso Romero o Antonio Vera, el volumen dedica un espacio a los «creadores de una nueva belleza», 14 maestros queseros que combinan tradición e innovación en la elaboración de quesos frescos, semicurados, curados, emborrizados o de coagulaciones lácticas. Un capítulo especial, «Obras de arte», incluye una espectacular selección de 32 quesos fotografiados con visión artística.

Esta apuesta editorial se acompaña de otra gran noticia para el sector quesero malagueño: tres quesos de la provincia han destacado en el prestigioso Campeonato de los Mejores Quesos de España 2025, celebrado en el Salón Gourmets de Madrid. De entre los casi 900 quesos presentados en 20 categorías, tres productos malagueños se colaron entre los 100 mejores del país: La Hortelana al romero curado mezcla, elaborada por la cooperativa Caprina del Guadalhorce en Coín, y dos quesos de Antequera: Zurrón Blanco de cabra, de la quesería Cabraline, y Flor del Torcal, de Campyserr.

Además, la pujanza de los quesos malagueños está favoreciendo el crecimiento de propuestas de turismo gastronómico en el interior de la provincia, con rutas de queserías, ferias especializadas y visitas a explotaciones ganaderas, que permiten al visitante conocer de cerca la cultura y la tradición de este producto milenario.

El queso La Hortelana al romero se alzó con el primer premio en la categoría de Mezcla curado, superando a otros destacados quesos nacionales como el Lavega 50-50 (Palencia) y el Conde Duque Ibérico Curado (León). Un hito que consolida a Coín como uno de los referentes actuales del panorama quesero español.

Por su parte, el Zurrón Blanco de cabra logró una medalla de bronce en la categoría Cabra joven con leche pasteurizada, mientras que Flor del Torcal obtuvo también el tercer premio en la categoría de Cabra curado con leche pasteurizada. Ambos productos, elaborados en Antequera, demuestran el elevado nivel de calidad de los quesos de cabra malagueños.

El proceso de selección fue especialmente exigente: 64 jueces profesionales valoraron las muestras presentadas en una semifinal que dejó fuera a la mayoría de los aspirantes, y solo 100 productos pudieron pasar a la final.

Con estos reconocimientos, Málaga reafirma su posición como una de las principales provincias queseras de España, no solo por volumen, sino también por excelencia y variedad. La calidad de la leche de cabra malagueña, la pericia de los artesanos queseros y la apuesta por mantener vivas técnicas tradicionales, sin renunciar a la innovación, explican este creciente prestigio.

Además, iniciativas como los Premios Sabor a Málaga o la publicación de libros como Queso de cabra de Málaga ayudan a fortalecer la identidad gastronómica de la provincia y a impulsar la promoción y comercialización de sus productos tanto a nivel nacional como internacional.

El queso, símbolo de la cultura y de la economía rural malagueña, se erige así como un emblema de excelencia, tradición y futuro, en una provincia que sigue apostando por el valor de lo auténtico.

Su elaboración artesanal, basada en generaciones de saberes transmitidos, refleja el vínculo profundo entre las comunidades rurales y su entorno natural. Cada pieza de queso representa no solo el esfuerzo diario de ganaderos y artesanos, sino también el compromiso con la sostenibilidad, la identidad territorial y la innovación gastronómica.

Málaga consolida así su posición como referencia en el mapa quesero nacional, proyectando la riqueza de su agroindustria a nuevos mercados y demostrando que tradición e innovación pueden caminar juntas hacia un porvenir prometedor para este sector en auge.