Oferta y demanda
Del campo (andaluz) a la mesa (de muchos consumidores europeos). La agricultura ecológica es cada vez más abundante en la región, pero no por ello ... se traslada a los hogares de los propios andaluces.
No resulta paradójico hoy en día que los productos locales y regionales se consuman más fuera que dentro. Es más, lo anómalo hoy es lo contrario, que apostemos por el kilómetro cero, por los alimentos de cercanía.
La Ley de Impulso y Promoción de la Producción Ecológica e Integrada que se debe aprobar durante este otoño tiene precisamente ese objetivo ambicioso y complejo, conseguir que el consumidor local demande productos ecológicos de Andalucía. No será fácil articular las medidas necesarias.
Se requiere mucho de promoción, pero especialmente de pedagogía. No me refiero a que entren por los comedores escolares, como está previsto, al igual que en los hospitales públicos. Hay que romper clichés y barreras psicológicas.
Lo lógico es que un producto ecológico sea más caro que uno convencional por los costes de producción. A la hora de hacer la compra, ya sea en la frutería o en el supermercado, no todo el mundo está dispuesto a pagar unos céntimos más, en el mejor de los casos, por un sello. Ya lo vimos cuando se disparó el precio del aceite de oliva virgen extra a diez euros el litro.
Hay quien al ver un certificado del CAAE u otra entidad en un envase intuye que es un producto caro y dirige mirada hacia una alternativa independientemente del origen.
Y quizás en esto último haya un factor importante para convencer a los consumidores. No es lo mismo consumir un pistacho ecológico de la Serranía de Ronda que uno procedente de Estados Unidos o Canadá. Y no digamos las legumbres.
Un alimento siempre será más 'ecológico' si no ha recorrido cientos de kilómetros, con lo que esto supone para el medio ambiente. Y un andaluz siempre debería tener más apego y simpatía por su tierra que otras que están a mucha más distancia.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión