En busca de una tregua olímpica

Y es que, lo que en otros deportes es impensable, pedir la opinión de los jugadores para elegir a su seleccionador, en el tenis es el habitual día a día. Este deporte posee una idiosincrasia tan especial que hace extraños casos como el de ayer, cuando Feliciano López se marchó abucheado de forma futbolera del torneo de Valencia. En el tenis el peso de los jugadores es mucho, al igual que el de las territoriales, y buscar el consenso suele ser la única vía para alcanzar el éxito. La Federación Española, ante la negativa de Carlos Moyá a continuar al frente del equipo de la Davis, eligió de forma unilateral a Gala León como su sustituta. José Luis Escañuela, presidente de la RFET, y su equipo, estimaban que un cambio de rumbo le vendría bien al equipo, especialmente después de una desbandada general en las convocatorias a pesar de la amistad personal que une a muchos de los tenistas a Moyà, resignado a no contar con ninguno de los puestos más altos del escalafón y abocado a un descenso que finalmente se produjo en Brasil.

Del otro lado, los Nadal, Ferrer, Verdasco, Feliciano y compañía estiman que cinco Ensaladeras en la mejor época histórica del tenis español les hace acreedores de, al menos, ser preguntados a la hora de elegir a su capitán de equipo, además de estimar que el contacto de Gala León con el circuito ATP es prácticamente inexistente.

La reunión del martes permitió algo de diálogo entre ambas partes, aunque las posturas no se acercaron demasiado. La Federación sigue firme en mantener a Gala como capitana, y los jugadores enrocados en no quererla, en una discusión que nada tiene que ver con la lucha de géneros en la que parece envuelta la madrileña.

Brasil, problema y solución

El quiste es evidente, pero una paradoja del destino puede acabar trayendo la paz a la situación: los Juegos Olímpicos de Río en 2016. La Federación Internacional (ITF) exige que los jugadores disputen un mínimo de eliminatorias de Copa Davis durante el ciclo olímpico si posteriormente quieren participar en los Juegos. Y ahí está el problema para ellos a la hora de negociar ya que, de los rostros habituales en los mejores torneos del planeta, ninguno cumple a día de hoy con los requisitos mínimos. Todos, sin excepción, deberán volver a defender a España antes del Roland Garros de dentro de dos ediciones si quieren estar en la cita brasileña. Algunos de ellos al menos una vez, como los casos de Almagro, Ferrer, Feliciano, Bautista o Granollers. Los demás están a tiro de dos, entre los que destacan Andújar, Robredo y Nadal.

Así las cosas, una tregua olímpica, como en la antigua Grecia, parece necesaria como la única alternativa a que los jugadores -molestos pero presionados- y la Federación - en la obligatoria encrucijada de defender una opción que, buena o no, fue tomada de malas manera- encuentren el camino del consenso. El único posible para devolver al tenis nacional al sitio que le corresponde.