La artrosis de cadera de Andy Murray, a análisis: cuando la victoria es una retirada de tiempo
EL RINCÓN DEL ESPECIALISTA ·
Vicente De la Varga, traumatólogo deportivo, aborda la lesión del tenista británicoVicente De la Varga
Lunes, 4 de enero 2021, 13:15
En noviembre de 2016 Andy Murray llegó a lo más alto, ese año alcanzó a la final en Australia y en Roland Garros, ganó en ... Wimbledon, consiguió la copa Davis y se colgó la medalla de oro en las olimpiadas de Rio 2016, revalidando el oro conseguido en Londres 2012. Fue número uno del mundo durante 41 semanas, después de permanecer 8 años ininterrumpidos entre los cuatro mejores tenistas del mundo. Accedió al olimpo reservado para Nadal, Federer y Djokovic, y por fin, a los 29 años, alcanzó la tan ansiada gloria. En el Reino Unido tenían por fin el nuevo ídolo que añoraban desde la época dorada de Fred Perry en los años 30. Pero la gloria le duró muy poco.
En 2017 comenzó con molestias en la cadera derecha que le hicieron perder el año. Le fue diagnosticado un pinzamiento de cadera, un choque femoroacetabular, que le obligó a pasar por quirófano en enero de 2018 para, mediante una artroscopia de cadera, eliminar la causa de las molestias que le impedían rendir al máximo nivel.
El choque femoroacetabular es una deformidad en la cabeza del fémur, una especie de joroba que hace que pierda su forma esférica, y que con el movimiento roce con la copa que lo aloja desgastando el cartílago articular que lo recubre y siendo la causa más frecuente de artrosis de cadera en el hombre joven. El tratamiento consiste en hacer una artroscopia de cadera y eliminar la joroba antes de que se inicie la artrosis. Pero para Murray la artroscopia llegó muy tarde. El desgaste del cartílago articular, la artrosis de cadera que ya presentaba le impidió volver a competir como antes y entre lágrimas anunció en enero de 2019 que abandonaba el tenis. Ese mismo mes era operado de una prótesis de cadera tipo resurfacing o de recubrimiento.
Con una prótesis de cadera se pretende sustituir la articulación dañada por unos componentes metálicos, para recuperar la funcionalidad y eliminar el dolor. En las prótesis de cadera convencionales se corta la cabeza femoral dañada y se sustituye por un vástago que se introduce en el fémur y que tiene una cabeza modular de pequeño tamaño. La copa o acetábulo se sustituye por una hemiesfera metálica rellena de un plástico especial, el polietileno, que aloja a la cabeza y permite que haya menos rozamiento con el movimiento.
En las prótesis de recubrimiento una cabeza metálica de gran tamaño recubre la cabeza del fémur sin cortarla y sin emplear un vástago, y en vez del plástico interpuesto, el movimiento se produce rozando directamente el metal de la cabeza con el metal de la copa. La principal ventaja de este tipo de prótesis es su mayor estabilidad al ser más grandes, permitiendo un mayor grado de movilidad y también, que al menos en teoría, pueden reconvertirse en una prótesis convencional en el futuro, siendo consideradas como una especie de pre-prótesis.
A partir del verano de 2019 Murray fue volviendo gradualmente a las pistas, ganando en dobles el torneo de Queens junto a Feliciano López y en individuales el torneo de Amberes frente a Stan Wawrinka, situándose en el número 127 del ranking, y manifestando que su mayor ilusión era volver a ganar un torneo del Grand Slam. Sin embargo, en 2020 no ha sido capaz de pasar de la segunda ronda en los dos torneos del Grand Slam disputados, el US Open y Roland Garros, torneos a los que acudía con invitación. En el último torneo oficial de la temporada, el de Colonia en octubre, fue eliminado en primera ronda por Fernando Verdasco, acabando de nuevo con dolor en la cadera operada. Aún así el tozudo jugador escocés acaba de declarar que piensa comenzar la temporada 2021 acudiendo al Open de Australia donde ha sido invitado, y con la ilusión puesta en llegar a los Juegos Olímpicos de Tokio este verano.
Como especialista en artroscopia y en prótesis de cadera pienso que Murray no debería volver a competir aunque el dolor desapareciera, pues tener una prótesis con un par de rozamiento metal-metal y someterla a la sobrecarga que exige el deporte profesional podría originar un desgaste acelerado del metal que ocasionara por un lado, la aparición de partículas tóxicas de metales pesados en sangre que podrían dañar órganos internos, y por otro lado el aflojamiento de los componentes protésicos, de muy difícil solución en este tipo de prótesis por su especial diseño. Esperemos que la cordura prevalezca y podamos recordar a un sir Andy Murray triunfante, en lo más alto de su carrera, siendo nombrado caballero del Imperio británico por el príncipe Carlos y no arrastrando su cadera por las pistas de medio mundo.
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