Norris recorta distancia
El Gran Premio de Hungría se disputa en el circuito de Hungaroring, muy próximo a la hermosa ciudad de Budapest. Siempre marca el final de ... la media temporada, pues a continuación hay un parón veraniego hasta el último fin de semana de agosto.
Tras los últimos acontecimientos en Red Bull (cese fulminante de su director, Cristian Horner), la comidilla era la posible salida del equipo de Max Verstappen con vistas a la próxima temporada, con destino a Mercedes, pero el holandés en la rueda de prensa previa al Gran premio confirmaba que se queda un año más en el equipo en el que debutó y en el que ha conseguido sus cuatro títulos mundiales, con lo que el efecto domino de cambios de pilotos en muchos equipos se para definitivamente hasta después de verano. Tiene sentido, no hay muchos sitios donde Max pueda ir al estar casi todos los equipos punteros con pilotos bajo contrato, y en la próxima temporada hay un cambio radical de reglamentación, donde los chasis y los motores serán totalmente distintos a los que hay actualmente, y Verstappen quiere tener tiempo para ver cómo funciona el nuevo Red Bull que estrenará un motor fabricado en su propia factoría con asesoramiento técnico de Ford, y viendo el rendimiento poder elegir la opción que más le interese, toda vez que muchos pilotos terminan contrato y podría haber asientos libres en los equipos poderosos.
La sorpresa saltó en la calificación con un magistral Charles Leclerc llevándose la 'pole position' por delante de los McLaren, algo que parecía irreal, y aún más, los Aston Martin calificando quinto y sexto, con un Fernando Alonso situándose sorpresivamente quinto, después de ser últimos y penúltimos en Bélgica
La sorpresa de Ferrari no duro mucho, pues la estrategia de los italianos arruinó y desesperó a Leclerc, que encima perdía el podio y que no paraba de quejarse por la radio, terminando por hacer una maniobra de pura frustración sobre el Mercedes de Russell que le ocasionó, además, una sanción por conducción antideportiva. Es cierto que Ferrari no tiene un coche para poder luchar con los McLaren, pero estratégicamente tampoco dan una, y tienen un serio problema con su segundo piloto, Lewis Hamilton, el inglés no ha llegado a acostumbrase a la conducción de estos coches con efecto suelo y esa circunstancia le penaliza en la calificación, y eso en circuitos como Hungaroring, donde la calificación es vital, significa tirar la carrera. Hamilton, siete veces campeón del mundo, está pasando la peor racha deportiva desde que llegó a la Fórmula 1 y si las cosas siguen así es muy posible que decida marcharse a final de año. La victoria de Norris se cimentó en el cambio de estrategia. Empezaron pensando en dos paradas y terminaron cambiando a una sobre la marcha, mientras que su compañero Piastri sí fue a dos. El final fue de infarto con los dos luchando y casi tocándose en la última vuelta ante la desesperación de un Piastri que veía cómo la estrategia le hizo perder la carrera. Aún así, hay que ver la diferencia entre los 'papayas' y el resto, el tercer clasificado el Mercedes de Ruseell terminó a veintiún segundos.
Carrerón de Fernando Alonso que, sin ningún abandono por delante, consiguió ser quinto después de luchar por la posición con todo un Max Verstappen al que ni su magia hacen ya contrarrestar la inoperancia de su coche. Gran carrera también de Gabriel Bartoleto. El 'rookie' brasileño terminaba sexto, confirmando su valía y las mejoras que el equipo Sauber ha introducido desde que llegó a él sabia nueva de la mano de Mattias Binotto (ex de Ferrari) y Jonathan Wheatley (ex de Red Bull). Hasta Holanda.
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