Ai Ogura, el piloto que devolvió el honor a Japón

Un título que pone fin a una sequía de quince años para el país del Sol Naciente, cuyo último campeón fue Hiroshi Aoyama en 2009, también en la categoría intermedia, pero cuanto ésta era, todavía, el Mundial de 250cc. Demasiado tiempo para una nación que presume de ser la principal industria de las dos ruedas y cuenta con algunas de las marcas más grandes del sector (Honda, Yamaha, Suzuki y Kawasaki). Un país que dominó las clases pequeñas en los años noventa y que ha tenido que superar la pérdida de dos de sus pilotos más prometedores en el último siglo: Daijiro Kato en 2003 y Shoya Tomizawa en 2010, ambos fallecidos durante la disputa de un gran premio.

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Sin apenas pilotos en la parrilla, durante años el orgullo nipón lo sostuvieron sus poderosas marcas. Pero, en los últimos tiempos ni eso ya que, tras la pandemia, tanto Honda como Yamaha, las únicas que sobreviven en el campeonato, se vieron superadas por las fábricas europeas y actualmente se encuentran en un lento proceso de reconstrucción para recuperar su estatus en MotoGP. Mientras esto sucede, Ai Ogura ha devuelto la gloria a Japón.

Hace ahora una década, Dorna, promotor del Mundial de MotoGP, puso en marcha una serie de copas de promoción regionales (las Talent Cup) para tratar de crear cantera en algunos de los mercados emergentes. Ogura se forjó en la Asia Talent Cup, de la que fue subcampeón en 2016. Ese fue su impulso para saltar a Europa, en concreto a Barcelona, donde disputó el Mundial Junior previo paso al Mundial de Moto3, donde debutó como 'wild card' en 2018. Dos años después llegó a la última cita de la temporada con opciones de título, terminando tercero en la clasificación final.

A partir de esa temporada, se convirtió en la gran esperanza para recuperar los días de gloria del motociclismo japonés. Honda le situó en su radar y saltó a Moto2 con el equipo vinculado al gigante asiático, que dirigía Aoyama, el último campeón nipón. Se adaptó rápido al cambio de categoría y estuvo a punto de ser campeón en 2022, pero sendas caídas en las dos últimas carreras de la temporada le hicieron sucumbir. Honda tenía listo su salto a MotoGP en 2023 pero Ogura quiso permanecer en Moto2 para subir como campeón del mundo. Sin embargo, la temporada pasada las lesiones le apartaron muy pronto de la luchar por el título.

En 2024 dio un giro radical a su carrera deportiva. Abandonó la estructura que le había acompañado desde los años de la Asia Talent Cup y fichó por el equipo español MT Helmets – MSI; y cambió la marca de chasis dominante en Moto2, Kalex, por una pequeña fábrica italiana que apenas cuenta con cuatro motos en la parrilla, Boscoscuro. La apuesta no le ha podido salir mejor a Ogura, que ha logrado el sueño de ser campeón del mundo y que la próxima temporada dará el salto a la clase reina de MotoGP. No será con Honda, como estaba planeado desde hace años, sino con una Aprilia satélite del equipo americano Trackhouse, porque salir de su zona de confort ha sido todo un éxito para el recién coronado campeón del mundo de Moto2.