Sin lluvia no hay fiesta, salvo para Hamilton

No llovió. Nada. Ni una gota. Frío sí, pero agua ninguna. La alegría en Mercedes fue total, dado que sabían que en seco eran imparables, pero también para esa suerte de 'equipo B' que le ha salido con Racing Point y que, hasta que los jueces de la FIA decidan sobre la protesta de Renault, seguirá siendo un Mercedes rosa de 2019. Las cuatro flechas, las dos negras y las dos rosas, dominaron con solvencia la clasificación.

Al frente de ellas saldrá Lewis Hamilton. El rey de Hungría, que buscará este domingo su octavo triunfo para igualar el récord de Michael Schumacher de victorias en el mismo circuito, batió el récord hasta en tres ocasiones, primero en la Q2 con neumáticos medios y después otras dos veces en la Q3, primero para romper el crono y después para acabar de machacarlo ante un eventual adelantamiento de Valtteri Bottas. Hamilton estaba imparable durante todo este sábado, y sin lluvia nadie pudo con él.

Pero la noticia, más allá de un nuevo doblete de Mercedes y de que el británico alcanzase la cifra redonda de 90 poles, fue ver en la segunda fila a los Racing Point, con Lance Stroll por delante de Sergio Pérez. El canadiense, hijo del dueño del equipo, no se ha visto en una situación así nunca: tiene un coche competitivo que le permite luchar de tú a tú con pilotos de muchos más quilates en la parte de arriba. No habría llegado a ese nivel de no ser por un monoplaza que ya ha suscitado una queja de Renault tras la cita de Estiria y que, previsiblemente, provocará otra este domingo. La FIA debe confirmar lo que a todas vistas es algo evidente: el Racing Point RP20 es un Mercedes W10 de 2019 pintado de rosa. Nadie tiene dudas y todos tienen pruebas: no es normal que un monoplaza mejore tres segundos de un año para otro como ha pasado este año en un trazado tan idiosincrático como el Hungaroring.

Con los Ferrari justo detrás, y Vettel delante de Leclerc, hay muchas dudas sobre lo que puede ocurrir el domingo. La parrilla se ha comprimido notablemente con respecto a las carreras de Austria, como demuestra que entre el 3º y el 9º haya menos de un segundo de distancia. Esa novena posición en la parrilla la ocupará Carlos Sainz.

Carlos Sainz no tenía muchas ganas de sonreír este sábado. Después de brillar bajo la lluvia el pasado sábado, el agua no le acompañó en la clasificación de Hungría, lo que unido a un monoplaza que con frío no acaba de funcionar y que el propio piloto no se encuentra cómodo este fin de semana, dio como resultado un noveno puesto en la parrilla.

Y puede dar gracias de no haber acabado más lejos, ya que su vuelta en la Q1 fue investigada por estorbar un poco a Antonio Giovinazzi. Dado que el italiano mejoró su giro, pese a sufrir ese incidente con el de McLaren, se salvó de una sanción que le hubiera costado tres posiciones. El problema para Sainz es que no se siente cómodo con el coche este fin de semana, algo que Lando Norris también se ha lamentado. «Estoy sufriendo bastante con el tren trasero del coche, llevo todo el fin de semana con problemas. Venía en una vuelta bastante buena (en la Q3), y el último sector se me ha hecho bola. Hemos perdido lo que llevamos perdiendo todo el fin de semana en ese último sector», se lamentaba.

Sainz tendrá que vigilar muy atento los retrovisores, ya que Daniel Ricciardo y Esteban Ocon salen detrás de él y tendrán oportunidad de elegir neumáticos al partir 11º y 12º, lo que a priori les puede dar ventaja en el primer relevo de la carrera.