María Pérez, leyenda del atletismo: gana su tercer mundial de marcha
La granadina, imparable, arrasa en la prueba de 35 kilómetros en Tokio y se convierte en la española con más medallas de oro de la historia
Igor Barcia
Sábado, 13 de septiembre 2025, 08:00
María Pérez ya es sinónimo de leyenda del atletismo. La española tenía la triple corona –campeona olímpica, mundial y europea– y desde hoy es la ... atleta española con más oros mundiales al sumar en Tokio su tercer título y dejar atrás los dos oros de Abel Antón y Álvaro Martín. La confianza que tiene la granadina de 29 años en la plenitud de su carrera como marchadora es tal que en estos momentos es imbatible, como ha demostrado en una prueba de 35 kilómetros donde ha manejado a su antojo las operaciones. Después de los problemas con la técnica que sufrió en 2022, el Mundial de Budapest descubrió a una nueva María Pérez, una marchadora imparable que allí, hace dos años, hizo un doblete para el recuerdo, que el pasado año en los Juegos se hizo con una plata en 20 kilómetros y un oro inolvidable junto a Álvaro Martín en relevos mixtos y que hoy ha apabullado a sus rivales desde que una vez pasado el ecuador de los 35 kilómetros se ha despedido de sus cuatro acompañantes.
Se saca así María la espina que tenía clavada en Japón, cuando en los Juegos Olímpicos de Tokio, aunque ella como el resto de marchadores compitió en Sapporo por aquello de evitar el calor, fue cuarta. Y vuelve a recordar que la marcha española es algo fuera de serie, porque la de esta noche –primera hora en Tokio– ha sido la medalla número 22 en unos mundiales, más de la mitad de las 41 cosechadas entre todas las disciplinas atléticas.
Después de la intensidad, del esfuerzo y de las emociones vividas el pasado año en los Juegos de París, María Pérez y su entrenador de siempre, Jacinto Garzón, decidieron que había que tomar un respiro para seguir buscando nuevas metas, nuevos objetivos. La granadina se dedicó a disfrutar de sus medallas y a promocionar aquel éxito y después ya centrarse a fondo en la preparación para el Mundial de 2025. La Copa de Europa demostró que el motor de María seguía perfecto y apostó por preparar la cita japonesa con dos concentraciones, una en Livigno (Italia) con su rival y amiga Alessandra Palmisano, y otra en Font Romeu (Francia), el paraíso de los marchadores españoles.
A Tokio llegó convencida de sus posibilidades, pero precavida con las condiciones de calor y humedad que buscó recrear en Torrejón de Ardoz. Su idea era tomarse la primera mitad de prueba a la expectativa, y así ha sucedido, dejando hacer a rivales como Kimberly García, que ha seleccionado muy pronto el grupo y lo ha dejado en cinco unidades. Ahí viajaban, además de María, la ecuatoriana Torres, la italiana Palmisano y la china Peng. Las situación se ha mantenido estable hasta el paso por el 20, donde la clave principal era hidratarse a conciencia para paliar el calor (26 grados) a las siete de la mañana y sobre todo la humedad, cercana al 90%.
Ahí ha llegado el momento de la granadina de Orce. Concentrada tras las gafas, imperturbable, María ha apretado el ritmo primero junto a su amiga Palmisano para después quedarse ya en solitario, en busca de esos diez kilómetros finales que la iban a llevar de nuevo a la gloria mundialista. Su ritmo era tan espectacular que le permitía emparejarse a todo un Bomfin, el brasileño que ha finalizado segundo en la categoría masculina. María, que ha sido capaz de meter tres minutos a su perseguidora en los 10 kilómetros finales, volaba hacia el estadio, en busca de esa puerta maratón que se volvía a abrir para una prueba de marcha desde Pekín 2015. Desde entonces la marcha no terminaba en el interior de un estadio, por lo que María Pérez ha disfrutado de una nueva experiencia inolvidable, la de la vuelta de honor como campeona mundial. La de Orce ya es eterna, Y todavía queda, porque en una semana intentará su segundo doblete al disputar la prueba de los 20 kilómetros.
En meta, el delirio. Bandera española en mano, ha dado la vuelta de honor emocionada, entre lágrimas, disfrutanado de un momento único. «Os quiero España», ha gritado tras cruzar la meta, antes de ser levantada a hombros por los marchadores del equipo masculino nacional que habían entrado antes que ella,
La segunda plaza, tres minutos después, ha sido para una Palmisano a la que se le da muy bien Japón. La italiana de la flor en el pelo que siempre le teje su madre fue campeona olímpica en Tokio, pero el año pasado en París tuvo que retirarse de los 20 kilómetros entre lágrimas. Hoy ha vuelto a sonreir, aunque delante ha tenido a una amiga que hoy en día está en un momento de forma inalcanzable para el resto de las competidoras. Y el éxito de la marcha española se ha redondeado con la sexta plaza de Raquel González y la séptima de Cristina Montesinos.
Agonía en la prueba masculina
La final masculina ha sido tan apasionante como dramática. El ritmo que han impuesto los marchadores japoneses ha pasado factura, como ha sido el caso de Kawano, que parecía claro dominador y ha entrado en una crisis total e incluso se ha tenido que detener en el circuito. El canadiense Dunfee, todo un especialista, ha ido de menos a más hasta ganar el título, pero no se ha librado de unos calambres que han obligado al francés Quignon, quinto, a entrar andando en la meta. Y mención especial para un Daniel Chamosa que ha sido sexto tras una actuación muy inteligente.
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