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Joaquín Canales nunca deja indiferente a nadie. En el exterior, no se separa de sus gafas de sol, le gusta contar anécdotas (ha vivido las ... suficientes situaciones surrealistas como para contarlas), es dicharachero e irónico, también bastante analista, aficionado a la astrología, tremendamente inquieto e incluso, un apasionado del vino y los buenos quesos. Le gusta bromear con la gente que no le conoce y preguntarles qué edad 'le echan'. La inmensa mayoría se echa las manos a la cabeza cuando responde que tiene 85 años.
Nuestro protagonista procede de una de las familias más reconocidas de Málaga, los Pérez-Bryan (es su segundo apellido), con una larga tradición en el mundo de la medicina. Él, sin embargo, el quinto de ocho hermanos, siempre supo que nadaría a contracorriente. Siguiendo su corazón y tras dejar atrás una vida que le causaba más frustraciones que alegrías, acabó cumpliendo el sueño de su vida prácticamente a los 60 años. Fue entonces cuando lo dejó todo y, ya con la vida resulta, comenzó a viajar por el mundo saltando de piscina en piscina. Quizá lo que no esperaba era que, a sus 85, acumulase alrededor de 1.200 medallas andaluzas, nacionales e internacionales y hasta 18 récords de Europa máster. Aunque sí, en su interior siempre supo que podía lograrlo.
Su pasión por el agua comenzó en la niñez. Recuerda que nadaba con unos amigos en la zona de la Casa de Botes, en los años 50; entonces no había piscinas en Málaga. Sin embargo, su talento fue tal que, con el paso de los años acabó convirtiéndose en uno de los nombres más destacados de la natación española. Ostentaba la sexta mejor marca del país en 100 mariposa e, incluso, llegó a estar a un paso del olimpismo. «En 1960 me caí y me rompí el calcáneo (del pie), justo cuando estaba preseleccionado para los Juegos de Roma. Aquella fue la terminación de mi carrera», cuenta.
Pero también fue el inicio de una nueva vida. Canales pasó a convertirse en una referencia provincial en el mundo hotelero, especialmente en Torremolinos. Así lo relata: «Tras formarme, estuve en la recepción del Hotel Miramar, y después en la del Tropicana de Torremolinos. También fui director de un complejo hotelero en el centro de Torremolinos, y construimos un restaurante. Me asocié con una sociedad y creamos el Hotel Isabel, luego el restaurante La Chalana, además tenía una cafetería que se llamaba Pogo's. Pero estaba ya cansado de la vida empresarial y lo vendí todo (en torno a ll año 2000). Ya cuando lo vendí todo empecé a viajar»
Se dio cuenta de que aquel nivel de estrés le hacía perder años de vida, los mismos que recuperó cuando al dejarlo todo, persiguió su sueño de ser un laureado nadador… No le asustaba tener alrededor de 60 años cuando comenzó a viajar por el mundo. Nunca se sintió mayor. Su objetivo siempre fue disfrutar, pero también ganar. Ha ido a todos los Europeos y Mundiales desde 1997 y ha recorrido más de una veintena de países. «Tengo casi 1.200 medallas en total. Las tengo casi todas colgadas en una barra de unos tres metros en mi despacho, y otras están enmarcadas y guardadas en el garaje», cuenta.
Muchos se preguntan cuál es su secreto para parecer que ha bebido de la fuente de la eterna juventud. «La clave es la constancia, la disciplina, seguir siempre los entrenamientos que te mandan y si tienes que entrenar más, le dedicas aún más tiempo. Además, la competitividad, siempre he sido muy competitivo», responde. Y no sigue ningún tipo de régimen especial: «No me privo de nada. No hago dietas, me encanta comer de todo, además me bebo una copa de Rioja al mediodía y me encantan los buenos quesos, y mis análisis siempre están bien», relata. Eso sí, no toma café y dejó de fumar a los 30, unos siete años después de conocer al amor de su vida, la británica Mery. «Me tocó la lotería con 23 años y organicé un viaje a Londres. Allí conocía mi mujer, paseando por Picadilly. La conocí el día que mataron a Kennedy», recuerda (siempre le gusta resaltar esta curiosa anécdota). Con ella, fue padre de dos hijos.
Sin duda, Joaquín es el perfecto ejemplo de aquella frase que dicta que no importan los años de vida, si no la vida de esos años. Y, lejos de centrarse en sus molestias físicas sólo piensa en extender aún más su etapa triunfal en la natación máster: «En absoluto me planteo dejarlo, para mí, la natación ha sido y sigue siendo lo más importante de mi vida», recalca. Cada día, se entrena en la piscina de Inacua alrededor de dos horas, siguiendo los 'planning' semanales del entrenador de su club, Sergio Flores, del Real Club Mediterráneo. Entrena estilo libre, espalda, mariposa… Porque luego es polifacético a la hora de competir. Cuando llega a casa, sólo puede pensar en sus siguientes retos.
Hace sólo unos días, consiguió en el Nacional su primer récord de Europa en su nueva categoría de edad (+85 años), con un registro de 1.42.24 en 100 espalda. «Siempre que cambio de grupo de edad arraso», cuenta en tono jocoso. «Los siguientes objetivos son el Nacional de Oviedo, en pruebas de fondo, varias etapas del circuito máster de Andalucía, el campeonato andaluz, el de España, y de ahí al Mundial de Singapur y el Europeo . Aún me quedan varios récords por batir», afirma.
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