María de Valdés, decimoséptima en las turbulentas aguas abiertas de París

Tras una de las carreras de aguas abiertas más complicadas de la historia de los Juegos y tras confirmarse a las cuatro y cuarto de la mañana (tres horas antes de la prueba) que sí que podrían nadar finalmente en el tan polémico río parisino, la nadadora malagueña concluyó en la 17ª posición (2:07:02.4), completamente exhausta tras un sobreesfuerzo descomunal. Su compañera de selección, la ilicitana Ángela Martínez (2:06:15.3), pupila de Xavi Casademont en Málaga, fue la mejor española tras escalar hasta el 10º puesto en la última vuelta.

No fue una prueba de aguas abiertas al uso, pasarán a la historia de los Juegos como unas de las más exigentes. Habituadas al mar o a canales más tranquilos, tuvieron que lidiar desde los primeros minutos con las fortísimas corrientes del Sena, que hicieron que tuvieran que discurrir todo el tiempo pegadas a las mohosas paredes laterales del río en lugar de marchar por el centro del mismo. Podía observarse ya desde el inicio que esta vez que la prueba podría llegar incluso a superar las dos horas.

Pintaron bastos para las dos representantes españolas ya desde en los compases iniciales. Las italianas Ginebra Taddeucci y Giulia Gabrielleschi, así como la australiana Moesha Jonhson, decidieron tirar del grupo desde primera hora, imponiendo un ritmo muy alto y alargando el grupo desde el inicio. De Valdés y Ángela Martínez marchaban entonces en las posiciones 14º y 15º. Al cierre de la primera vuelta de este circuito, la fuengiroleña se mantenía muy alejada de la cabeza, a 48 segundos, algo que no solíamos ver en los planteamientos de carreras de María habitualmente, mucho más acostumbrada a atacar ya desde el comienzo.

Un aspecto esperanzador fue la escapada de la campeona olímpica y mundial, Sharon Van Rouwendaal, que marchaba al lado de las españolas y en apenas unos minutos logró la fórmula para despegarse del grupo y ponerse en cabeza. María decidió pasar a la acción poco después y ascender hasta el 11º puesto, al verse demasiado alejada, algo que podía ser peligroso más allá de que mantenerse en la mitad pudiera formar parte de la estrategia.

Lo cierto es que según avanzaban los minutos, se distanciaba más la cabeza de carrera del resto del grupo, y a su vez, se dispersaba el propio 'pelotón'. Cada vez se hacía más complicado avanzar. Al inicio de la tercera vuelta, que marcaba el ecuador de la prueba, María había descendido a la 15ª posición, debía comenzar a plantear su escapada hacia la cabeza para no perder las riendas de la prueba.

La australiana Moesha Johnson, fortísima, arrebató el liderato de la prueba a Van Rouwendaal, imponiendo un gran ritmo pese a las duras condiciones del Sena. La fuerza de las corrientes recrudecía cada vez más la prueba y las nadadoras pagaban por este sobreesfuerzo, también las españolas, incapaces de adelantar posiciones, siempre en la zona media, aunque con la fuengiroleña intentando atacar constantemente, sin llegar a coger al grupo del 'top-10'y a prácticamente un minuto y medio de la líder.

A falta de una vuelta, y salvo sucesos extraordinarios, las posibilidades de medalla se habían esfumado, e incluso, las de obtener un diploma. La ilicitana Ángela Martínez logró adelantar a la malagueña en los compases finales, escalando hasta un meritorio 10º puesto. De Valdés, por desgracia, entró a la meta en 17º lugar. La reina Van Rouwendaal, por su parte, volvió a refrendar su corona, y con esta, su tercera e histórica medalla de oro olímpica (2:03:34.2). Completaron el podio la australiana Moesha Johnson (2:03:39.7), plata y la italiana Ginevra Taddeucci (2:03:42.8).