Damián Quintero: «Acabar en lo alto del podio sería culminar mi carrera deportiva»
El karateca malagueño, número uno mundial de katas y firme candidato al oro, debuta en los Juegos la madrugada del jueves al viernes
Cara al mundo, siempre lleva una coraza puesta. Él es de los que no soporta mostrar ni un resquicio de debilidad; no llora cuando pierde ... pero tampoco pierde la calma por una frustración; lleva por dentro cada una de sus derrotas, las interioriza, para que nunca se vuelvan a repetir. Su cuerpo y su mente están entrenados para ganar. El protagonista de estas líneas y el primer karateca español olímpico de la historia tiene raíces argentinas pero corazón y acento malagueño. Damián Hugo Quintero Capdevila nació en Buenos Aires, pero llegó con apenas unos años de vida a Torremolinos junto a sus padres y su hermana dos años mayor; buscaban una nueva y mejorada vida que darle a sus hijos, y al menos por la parte que le toca, mañana él podría darle a ellos el regalo con el que tanto llevan soñando, un metal olímpico.
El karateca malagueño recuerda pasar los veranos pegado a la pantalla, viendo los Juegos tirado en un colchón; le encantaba la natación, sobre todo, obviamente entonces no se imaginaba acabar en unos Juegos, pero la puerta se abrió ante él hace justo cinco años, cuando el Comité Olímpico Internacional dio luz verde a la introducción de su deporte al programa de Tokio. Entonces, cambió su vida. «Sí he sido muy fan de los Juegos, me ha gustado muchísimo y siempre los he visto por la tele, pero como el kárate no era olímpico no soñaba con serlo… Es verdad que tenía esa envidia sana con los deportistas que he estado siguiendo y viviendo esa experiencia en los Juegos y ahora estamos a unos días de poder vivir lo mismo».
Noticia Relacionada
El olimpismo da la bienvenida al kárate
Esta madrugada, a partir de las 3.00 horas, al fin llegará su momento. «De mi vida no sé, pero de mi carrera deportiva seguro que será el día más importante», afirma, emocionado. Y es que lo ha ganado literalmente todo, el karateca español más laureado de la historia es campeón del mundo, diez veces campeón de Europa, cuenta con 76 medallas internacionales y 37 nacionales y es el vigente número uno del 'ranking' mundial de katas. Sólo queda hueco en el palmarés para una presea más y todos saben cuál. «Estamos haciendo un trabajo de la hostia, hemos entrenado muy duro en Sierra Nevada, de los entrenos más duros y ahora me siento muy bien, si llego en estas condiciones al gran día, sólo quedará disfrutarlo. Pero yo no voy a vivir la experiencia, yo sé cómo soy y voy a por la medalla», reconoce.
No es ningún secreto que es firme candidato al oro, que podría convertirse en el primer campeón olímpico de la historia en kárate, pero el malagueño lleva años haciéndose a la idea y ha convertido esta presión en una fortaleza, aunque en el camino al olimpismo también haya habido espinas. «Sabíamos que iba a pasar y lo hemos gestionado de la mejor manera posible. Es verdad que he tenido muchos días malos, pero creo que lo he llevado bastante bien. Queda muy bien que te digan lo guapo que eres, pero cuando te dicen lo feo que eres, no te lo tienes que tomar tan mal, ni un extremo ni otro, yo tengo que sacar mis propias conclusiones e intentar evadirme de la presión externa», explica. Y deja claro que los éxitos no los regala nadie: «Está bien que pongan a Damián Quintero como a uno de los favoritos, pero no hay nada ganado, hay que trabajarlo».
Presión
También es cinturón negro en gestionar la presión, es parte del trabajo que conlleva querer ser el mejor de la historia. Por ello, ya no le asustan las actuaciones de los rivales, ni tampoco las decisiones arbitrales (de las que se ha aquejado una vez). Su mentalidad ha cambiado y crecido: «Ellos van a hacer su trabajo y yo el mío. Yo tengo que hacer cuatro katas y tienen que ser los mejores de mi vida, no me preocupo ni de los árbitros ni del competidor japonés, ni del turco… Yo me centro en mi trabajo, daré mi cien por cien, más de mi cien por cien no puedo dar».
Sabe de sobra que este podría ser el cúlmen de su carrera deportiva, además porque el kárate no estará presente en la próxima cita olímpica, París 2024. Pero no le asusta la idea, le emociona poder afrontar por fin el gran reto por el que tanto ha peleado, el que tantas horas de sueño le ha costado: «Si el kárate vuelve a ser olímpico dudo que yo vuelva a estar, al menos como deportista», bromea. «Pero no es una presión añadida, voy a centrarme en el trabajo de estos cuatro o cinco años». Es el momento de creer en sí mismo, de demostrar que sigue siendo el número uno.
Muy personal
-Su primer recuerdo olímpico.
-Cuando veía los Juegos de Atlanta 1996 tumbado en un colchón en casa de mis padres, viéndolo de madrugada. Me gustaba mucho ver la natación. Recuerdo un ruso que no veas cómo nadaba.
-Un ídolo olímpico.
-Me quedo con Saúl Craviotto, porque es una figura de un deporte no profesional, como es el piragüismo, y se ha convertido en una estrella mundial y muy conocida en España, además de por lo buena persona que es.
-A quién le gustaría conocer del equipo español.
-En verdad creo que a los 'top' los conozco a la mayoría por todos los eventos en los que hemos coincidido, pero quizá a Pau Gasol, aunque ya he colaborado en alguna cosilla con él.
-Algo que no falta en su maleta.
-La laca, hay que ir bien peinadito siempre (ríe).
-¿Habrá medalla española en kárate?
-Habrá dos, de Sandra (Sánchez, también en katas) y mía.
-Una meta personal a cumplir en Tokio.
-Llegar a lo más alto del podio, acabar en lo más alto del podio sería culminar mi carrera deportiva, ese es el objetivo.
-No se irá de Japón sin…
-Sin mi medalla.
.jpg)
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.