España sortea las bajas con goleada y pase a cuartos

Serbia no fue rival. Lo corroboraron el madrugador gol de Laporte, un deseado tanto de Morata, al que hasta entonces se le había atragantado la puerta rival y que incluso falló un penalti, y la guinda de Baena, de libre directo. Y eso que España solo había ganado a este rival en uno de sus cuatro enfrentamientos desde el final de su unión con Montenegro. De hecho, en septiembre, en Belgrado, la reina de Europa se topó con un rocoso rival, capaz de secar su producción ofensiva durante los 90 minutos.

Lo del Nuevo Arcángel fue muy diferente. La Roja cercó la puerta serbia desde el primer minuto. La resistencia balcánica duró un suspiro. La derribó un imponente cabezazo de Laporte al segundo palo, tras una falta botada por Pedro Porro, otra vez meritorio en ataque. En esta selección de circunstancias por las lesiones al central del Al-Nassr le toca un papel de la mayor jerarquía, que acepta de buen gusto imponiendo su dominio del juego aéreo.

El golpe a las primeras de cambio pareció despertar al conjunto de Dragan Stojkovic, verdugo de España en el Mundial de Italia 1990, cuando todavía existía la Yugoslavia socialista. El conjunto 'plavi' al menos salió de sus dominios para tratar de robarle metros a La Roja, pero dio escaso resultado. Oyarzabal se topó con el exmallorquinista Rajkovic tras avanzar y avanzar con la venia de la zaga balcánica y Merino, un seguro cuando el balón transita por las alturas, remató de testa al poste.

Absolutamente desbordada Serbia, que trataba de achicar tanta agua como jarreaba el cielo de Córdoba sobre el Arcángel. Lo cierto es que la mejor noticia para el equipo visitante residía en el resultado y solo habían transcurrido 25 minutos de partido. Vivian, incorporado al remate, no embocó con la diestra con todo a favor, y Zubimendi remató arriba con la izquierda tras una carrera de fondo con el balón pegado a su pierna buena.

A España solo le faltaba una mayor dosis de puntería para encarrilar el choque ante un rival que solo asomó por los dominios de Raya a través del disparo blando de Pavlovic. Respondió Oyarzabal, mucho más activo que ante Dinamarca. El zurdazo del atacante txuri urdin lo desbarató con su estirada Rajkovic, manteniendo a su selección en esa cuerda floja en la que sobrevivía en un arriesgado ejercicio funambulista.

Serbia alcanzó el descanso viva, con solo un tanto de desventaja en la mochila. Casi un milagro, refrendado por otra providencial mano de Rajkovic al cabezazo de Morata, después de que el propio guardameta balcánico se hubiese metido en un lío de importantes proporciones en una salida que acabó con el balón en las botas de Cucurella. El Arcángel ovacionó al delantero madrileño, como siempre generoso en el esfuerzo. Muchas cosas han cambiado en la afición española desde el triunfo en la Eurocopa.

Faltaba rematar la faena y España, manos a la obra para evitar cualquier imprevisto que tirase por tierra un gran partido, avisó pronto, con la intentona de Morata a la media vuelta, después de una gran maniobra, que sin embargo se perdió por encima del larguero. Minutos después, el ariete titular de La Roja tuvo una oportunidad pintiparada para redimirse desde los once metros, pero erró el lanzamiento provocado por la mano de Milenkovic.

Lo del ariete del Milan adquirió visos de maldición en otra doble ocasión, en la que primero se topó con Rajkovic y luego con la zaga rival. Insistió el público de Córdoba con su cariño al jugador, ese que reclama De la Fuente, y el apoyo cerrado dio sus frutos, pues Morata se desprendió de sus demonios y asistido por Fabián, encontró al fin el camino del deseado gol.

Fue una liberación para el '7' y también para el resto del equipo español, desatado en un tramo final de partido plácido por la expulsión de Pavlovic y coreado por los olés de la parroquia cordobesa. El tanto de falta de Álex Baena fue la guinda para una victoria tan palmaria como valiosa, pues le da a la campeona de Europa el pase a los cuartos de final de la Liga de Naciones.