Los penaltis meten a España en otra 'final four'

Memphis, Maatsen y Xavi Simons igualaron un doblete de Oyarzabal y un golazo de Lamine Yamal que habían puesto en pie a Mestalla, abocando con ello un encuentro maravilloso a una resolución dramática en la que la suerte sonrió a España. Podrá seguir optando la tropa de Luis de la Fuente a revalidar un trofeo que conquistó de la misma forma, imponiéndose en otra tanda inolvidable a Croacia.

España jamás se rinde. Los campeones nunca lo hacen. Honores máximos para un bloque que ya es leyenda. Y también para Mestalla, que la arropó con la grandeza propia de una ciudad que tampoco se da por vencida, por enorme que sea la desgracia. En Stuttgart aguardará a España el 5 de junio Francia, que también sufrió para eliminar a Croacia en otra tanda de penaltis. Quien pensase que esto iba a ser fácil no sabe de qué va la película.

Bastó revisar los onces para confirmar la sospecha de que a Koeman le complació más lo que vio en Róterdam que a De la Fuente. El neerlandés solo aplicó un retoque, obligado además por la sanción de Hato, al que Maatsen tomó el relevo en el lateral izquierdo. El riojano, cuya vena revolucionaria quedó obstruida con la derrota que sufrió hace dos años ante Escocia en Glasgow, introdujo sin embargo cuatro variantes. Con ello no solo buscaba piernas frescas, sino también otro enfoque.

Le salió bien la jugada de entrada porque España acudió encendida a la riña en un estadio volcado y golpeó enseguida. Contribuyó a ello Van Hecke, que atropelló a Oyarzabal cuando el delantero de la Real Sociedad porfiaba en el área. Penalti evitable, aunque indiscutible. No dudó en señalarlo Clément Turpin y tampoco titubeó al ejecutarlo el eibarrés, que ajustó junto a la cepa del palo para superar a Verbruggen.

El tanto recompensó un inicio muy poderoso por parte de La Roja, que ya había mostrado sus intenciones con una presión abrasiva de Lamine Yamal nada más descorcharse el pleito que metió el miedo en el cuerpo a Verbruggen y pudo aumentar la sangría de inmediato. Una arrancada en fuera de juego impidió que subiese al marcador el segundo de Oyarzabal y Verbruggen frustró una ocasión pintiparada de Nico Williams tras un pase magistral de Dani Olmo. La 'Oranje' temblaba y Mestalla disfrutaba.

Con viento de cara, España se dedicó a engatusar con la pelota a los tulipanes, cuya amenaza en el primer tiempo fue escasa. Apenas un tiro lejano de Kluivert y otro de Memphis dieron cierta relevancia estadística a los ataques neerlandeses, cuya única amenaza de entidad era la velocidad de Frimpong. Además, cada pérdida de la 'Oranje' mandaba una invitación para que corriese España, que completó una primera parte impecable. Le había pintado la cara a Países Bajos en lo tocante al juego, pero el marcador mantenía vivas las opciones de los visitantes.

Bien que lo lamentó España porque tras el descanso entró en acción una 'Oranje' mucho más intrépida. Avisó Kluivert del cambio de guion con un remate que repelió Unai Simón y castigó poco después Memphis desde los once metros aprovechando un agarrón de Le Normand.

Digirió bien el revés España, que volvió a adelantarse metiendo la sexta marcha. Robó La Roja, se lanzaron en estampida Lamine Yamal y Nico Williams y anotó Oyarzabal, con suspense y a la segunda, pero gol al fin y a cabo, que era lo que importaba.

Se repuso también Países Bajos, revitalizado con los cambios de Koeman. Agitó sus filas el seleccionador neerlandés y la 'Oranje' volvió a la vida aprovechando un fallo de Dani Olmo. Erró en la salida el jugador del Barça, recuperaron los tulipanes y fusiló Maatsen en su bautismo como internacional.

Intervino entonces De la Fuente sacando a escena a Pedri y a Mikel Merino para dar oxígeno a un combinado al que empezaba a faltarle el aire y padecía con las acometidas neerlandesas. Nadie quería una prórroga y ambos trataron de evitarla. Estuvo cerca de hacerlo la 'Oranje', pero se topó con una soberbia respuesta de Unai Simón. Probó también España por mediación de Nico Williams, bien contenido por Verbruggen. Nada funcionó. El desgaste se acumulaba y la locura fue 'in crescendo'.

Porque España creyó tener la victoria en su mano con un golazo de Lamine Yamal, que aprovechó un envío magistral de Huijsen para definir como el crack que es, tras dejar sentado a Maatsen. Pero la 'Oranje' emergió de nuevo merced a un penalti de Unai Simón sobre Xavi Simons que el propio futbolista del Leipzig lanzó para equilibrar otra vez un pulso librado de poder a poder del que salió viva España y dejó en la cuneta a los neerlandeses, aunque con motivos para sentirse orgullosos por su capacidad de lucha. Partidos así no solo honran a los vencedores, también dignifican a los perdedores porque el que más sale ganando con ellos es el fútbol, un deporte grandioso.