El Real Madrid adelanta la traca navideña

Dos cañonazos, obra de Mbappé y de Valverde, y otro buen gol de Rodrygo desbordaron en poco más de media hora al Sevilla, que recortó distancias antes del descanso por medio de Isaac Romero y estuvo a punto de volver a hurgar en las heridas defensivas de los locales tras el paso por vestuarios. Sin embargo, el cuadro andaluz vio cómo Brahim firmaba la sentencia tras una gran triangulación con Lucas Vázquez y Mbappé, y se quedó sin ofrecerle el premio deseado a Jesús Navas en la inolvidable despedida del Duende de Los Palacios.

Veinte años después de su primera aparición en el Santiago Bernabéu, y con 988 partidos a sus espaldas, 705 de ellos en el conjunto de sus amores, el legendario capitán del Sevilla colgó las botas sin romper la pésima racha de los nervionenses en el templo de Chamartín, donde no ganan desde hace 16 años, pero dijo adiós en medio de un conmovedor homenaje por parte de una parroquia rendida, como todas, a su inmenso talento y actitud ejemplar.

Despidió con honores máximos a ese guerrero que luchó hasta el último aliento un Real Madrid enchufado, dinámico y rebosante de mordiente que cerró un 2024 casi perfecto para sus intereses con otra victoria que le permitirá disfrutar de las fiestas con una sonrisa de oreja a oreja. Tras salir escaldados del clásico disputado a finales de octubre, los blancos se han repuesto con entereza y han sacado partido de la reciente debilidad del Barça para darle la vuelta a la situación como un calcetín, a la vez que mantienen las espadas en todo lo alto con el Atlético.

La enorme racha de los rojiblancos impide que el vigente campeón remate el año en la cima de la clasificación, pero el equipo de Ancelotti ha recuperado la alegría, derrocha pegada y tiene en estado de gracia a sus estrellas, con Mbappé lanzando al fin un serio aviso a navegantes. También el crack de Bondy ha tardado en entrar en materia, pero una vez que parece haber alcanzado la temperatura óptima, con cuatro duelos consecutivos viendo puerta entre todas las competiciones, la Liga se calienta. Y de qué modo.

Todo ello después de que Ancelotti afrontase la última cita del año con una retaguardia heterodoxa conformada por un extremo reconvertido a lateral derecho como Lucas Vázquez, un pivote transformado en central de uso recurrente como Tchouaméni y un interior erigido de nuevo en ortopédico lateral izquierdo como Camavinga, pese a que en el banquillo tenían asiento dos nativos en esa demarcación como Fran García y Mendy. Bizarra apuesta por parte del transalpino, que volvió a comprobar cómo la faceta defensiva sigue siendo el punto débil de su escuadra, por más que el tremendo colmillo de sus delanteros le evitase apuros frente al Sevilla.

Ávido por irse de vacaciones con los deberes hechos, el Real Madrid mandó pronto a la lona al equipo andaluz con un par de derechazos. El primero de Mbappé, que resolvió con un trallazo desde la frontal del área una eléctrica transición iniciada por Camavinga, acelerada por Brahim y clarificada por Rodrygo. Y el segundo de Valverde, que recogió una entrega de Camavinga sin aparente peligro para soltar otro misil marca de la casa que hizo estéril la estirada de Álvaro Fernández. En medio de esos dos obuses, los locales dejaron otro par de llegadas poderosas que daban cuenta de la enorme ambición con la que la tropa de Carletto acometió el pleito.

Lejos de bajar el pistón, el Real Madrid siguió acelerando y aumentó el botín gracias a otro tanto de Rodrygo, el tercero seguido por parte del brasileño, que aprovechó un pase de Lucas Vázquez tras una gran internada del gallego. Tuvo la virtud el Sevilla de no bajar los brazos y tomó aire de inmediato con un centro desde la derecha de Juanlu que Isaac Romero mandó a la red valiéndose de otro marcaje contemplativo por parte de Tchouaméni, escaso de oficio por más que Ancelotti esgrima su altura como aval a la hora de situarle como central.

Sin embargo, el gol de Brahim al inicio de la segunda parte acabó de enterrar al cuadro de García Pimienta pese a la postrera diana de Lukebakio, que apenas sirvió para maquillar un marcador que relanza al Real Madrid tras el tropiezo en Vallecas y deja la Liga al rojo vivo.