Un picotazo del Mosquito acerca al PSG a Múnich

Inicio trepidante del PSG de Luis Enrique, que no solo acaparó la posesión en el epílogo del partido, sino que encontró el gol a las primeras de cambio, a través del cada vez más decisivo Dembélé, preciso con el disparo de zurda a la cepa del palo tras un eslalon prototípico de Kvaratskhelia por el costado izquierdo del ataque francés.

El golpe, tan madrugador, noqueó al cuadro 'gunner' y disparó el nerviosismo de Arteta en su área técnica. Al inicio nada salió como esperaba el técnico guipuzcoano. Su equipo, desesperado principalmente por el descaro de Kvaratskhelia, acumulaba faltas mientras perseguía las sombras que proyectaban los jugadores del PSG. Cada duelo individual era del conjunto galo, capaz de triplicar los pases de su rival.

El Arsenal, sin apenas reacción cuando ya se había consumido la primera media hora del duelo, se salvó de un castigo mayor merced a los reflejos de Raya frente al intento de Doué. También gracias a la madera, que le negó a Kvaratskhelia un gol que el georgiano se estaba mereciendo a base de méritos.

Solo al filo del descanso, con el agua al cuello, pareció despertar el Arsenal, que reclamó penalti sobre Mikel Merino en una acción insuficiente para recibir tal castigo. Un remate acrobático de Trossard y especialmente el mano a mano de Martinelli desbaratado por Donnarumma permitieron atisbar antes del paso por los vestuarios la versión esperada en el verdugo del Madrid en esta Champions.

El paso adelante 'gunner' tuvo continuidad en la reanudación, con gol anulado a Merino por fuera de juego previo a la acción en la que el navarro impuso su poderío aéreo. La primera incidencia de la segunda parte anunciaba un arreón 'gunner', que el PSG trató de contener sin poder evitar el disparo cruzado de Trossard que incrementó la notable hoja de servicios de Donnarumma en el torneo.

Era lógico que semejante comienzo, aderezado por el empuje 'gunner' a través del balón parado, diese paso a una fase del encuentro marcada por la pausa. En eso también ha madurado el PSG de Luis Enrique, capaz de reducir drásticamente las pulsaciones cuando le interesó. Buena culpa de ese logro la tuvo Vitinha, un metrónomo de muchos quilates que ya maneja a su antojo partidos de semejantes dimensiones.

Recibió un revés cuando Dembélé enfiló el camino al banquillo por sus problemas físicos, pero mantuvo alejado de sus dominios al Arsenal merced a su pulcra ejecución de la presión. Y cuando esta medida no funcionó le quedó el recurso del cerrojo de Donnarumma, que le sacó otro intento al incómodo Saka y últimamente ya parece el portero que con la selección italiana encandiló en la Eurocopa multisede del año 2021.

El PSG no solo preservó una mínima pero valiosa ventaja a domicilio, sino que llevó al Arsenal al borde del precipicio con dos ocasiones que Barcola y Gonçalo Ramos malograron aunque en posición antirreglamentaria. La eliminatoria llega viva al Parque de los Príncipes, pero el equipo de Luis Enrique arriba a París un paso por delante, en el resultado y también en el juego.