El talento 'blue' rompe el sueño europeo del Betis

Se impuso el talento adquirido a base de chequera y la experiencia frente a la ilusión en el duelo entre un equipo ante uno de los duelos más trascendentales de su historia, la oportunidad inesperada de levantar un trofeo europeo, y un gigante con hasta nueve títulos internacionales.

Pronto aparecieron los primeros destellos de los hombres más esperados, el bético Isco y el 'blue' Palmer, pero el primer apunte decisivo lo ofreció el malagueño. Robó el Betis, recibió el '22' en la frontal, atisbó el entorno, amagó con el disparo pero finalmente detectó la posición favorable de Abde, que desde el costado izquierdo decidió con su zurdazo.

Aupado por la ventaja, el Betis ahogó la salida de balón inglesa. Le costaba un mundo al Chelsea superar la primera línea de presión verdiblanca, un atasco que le pudo acarrear otro disgusto con el disparo de Bartra detenido por Jorgensen. También la tuvo Cardoso, muy poco preciso en el remate.

Trató de recuperarse el Chelsea con el balón, pero el impecable trabajo táctico del Betis, extraordinario en su posicionamiento defensivo, negó cualquier oportunidad inglesa más allá de un remate muy desviado de Neto. Isco, siempre tan decisivo en la fase ofensiva, dio una auténtica exhibición en el trabajo sucio. No hay mejor ejemplo que el del llamado a marcar las diferencias, todo un símbolo del compromiso con el que el Betis afrontó la final.

El Betis alcanzó el descanso sin apenas un rasguño, más allá de alguna duda de Adrián en las salidas, y le tomó el pulso a la reanudación en el mismo sentido. La peor noticia fue la lesión de Abde, el jugador más vertical de la primera parte. Las píldoras de magia de Isco seguían adornando la final y solo se echaba en falta algo más de Antony para redondear la final verdiblanca.

La noche parecía ideal para el Betis pero el sueño verdiblanco comenzó a quebrarse pasada la hora de juego, cuando el Betis apostó definitivamente por defender su mínima ventaja y se desnaturalizó frente al empuje del Chelsea, lo que acabó por cambiar el sino de la final. El conjunto inglés encontró la solución a sus problemas a través de la calidad de Palmer para inventar un centro de precisión y la llegada de Enzo Fernández, que de testa agradeció el extraordinario servicio de su compañero al corazón del área bética.

Fue el punto de inflexión. Ahí tembló el suelo bajo los pies del Betis y se esfumaron todas sus certezas. Sin tiempo para reponerse, Palmer volvió a exhibir su diabólico talento para fabricar otro pase de gol desde el costado derecho, que el poco ortodoxo Jackson aprovechó a su estilo, con remate afortunado con el pecho.

Fue un doble mazazo en apenas cinco minutos y dejó sin reacción alguna al Betis. Maresca redobló la apuesta con Jadon Sancho, otro talento natural, y el inglés, tan irregular como desequilibrante puntualmente, sentenció la final poniendo su disparo en la escuadra. El postrero tanto de Caicedo solo fue otra puñalada en el corazón de un equipo que no mereció semejante castigo y que tratará de secar las lágrimas de Breslavia en la próxima edición de la Europa League.