El City, humillado a nueve días de medirse al Real Madrid

Y es que el duelo no pudo empezar peor para el Manchester City. Toda la atmósfera del Emirates y el mal momento de los 'cityzens' pesó en las piernas de un Akanji que regaló el primero de la tarde cuando los aficionados 'gunners' aún no se habían sentado. Su pase, lleno de dudas, le cayó a Rice para que disparara como un resorte a Havertz y Odegaard. El noruego culminó en el minuto 2 un inicio espantoso de los hombres de Guardiola. Y eso que el técnico de Santpedor puso en liza un equipo que cada vez es más reconocible con Kovacic y Bernardo Silva en la parcela ancha y con Marmoush, el nuevo refuerzo, como acompañante del tridente compuesto por Foden, Savinho y Haaland.

La mezcla diseñada por Guadiola pintaba bien, pero la realidad fue otra. Arteta tenía más músculo en la medular con Thomas Partey, Rice y Odegaard, y ahí se empezó a torcer la historia para un Manchester City que ha perdido peso en esa parcela con la baja de Rodrigo y el paso atrás de Kevin De Bruyne. Los 'sky blues' tuvieron la pelota en varios intervalos del primer acto, pero no encontraron la profundidad para romper líneas y solo inquietaron a los de Arteta con dos centros laterales que se encontraron con la respuesta de un inspirado David Raya. La primera tras un cabezazo de Gvardiol y la segunda después de un remate envenenado de Savinho al filo del descanso.

Fue un oasis en un primer acto en el que el City andó, una vez más, por la cornisa. Los de Guardiola viven un mal momento, pero persiste su ADN y eso en ocasiones puede ser una buena noticia, pero en otras una trampa mortal. Stones, Akanji y Kovacic arriesgaban en cada salida desde atrás, lo que, contra un equipo como el de Arteta, es un arma de doble filo. Así llegó el gol de Odegaard y así pudo caer el segundo tras una nueva pérdida de balón en la que Havertz no tuvo puntería para batir a Stefen Ortega.

Tras la reanudación, el partido entró en ebullición. El City ganó el pulso por la pelota y poco a poco arrinconó a un Arsenal que cedió metros y que se encontró con el empate como caído del cielo. Y es que ahí fue a parar un centro de Savinho y hasta allí se elevó Haaland para igualar la contienda y callar a un Emirates que se preparaba para el espectáculo. Fue así porque a los de Guardiola este año son de cristal. De poco sirvió la mejoría 'cityzen'. Foden erró un pase horizontal, de esos que nunca hay que dar según el manual, y Thomas Partey aprovechó el regalo para fusilar desde la frontal y encontrar el gol después de que el balón rebotase en Stones.

El partido era una radiografía de toda la crisis que el Manchester City ha vivido esta temporada. Fallos garrafales, ritmo lento en la circulación, Haaland siendo una isla arriba y el miedo que provoca meter la pata con asiduidad. No es de extrañar que los de Guardiola se derrumbaran. Lewis Skelly recibió, se giró y tuvo tiempo de sobra para batir al palo largo a Stefan Ortega e iniciar la demolición. Un mal repliegue del City lo aprovechó Havertz para hacer el cuarto y Nwaneri, desde fuera del área, redondeó la faena para un Arsenal que llevaba años preparando la venganza y que deja aún más deprimido a un City que vivió una nueva hecatombe a tan solo nueve días de recibir al Real Madrid.