Mourinho ahora sí está en el alambre

Incluso antes de la clasificación para los octavos de la Champions el Chelsea la pasada semana ya comenzó a contactar con entrenadores como posibles sustitutos de Mourinho. El primero, Carlo Ancelotti, que rechazó la oferta porque no desea volver a entrenar hasta junio. A Abramovic también le han recordado amigos comunes del Dnipro ucraniano que Juande Ramos también está disponible para el banquillo del Chelsea, pero el principal candidato para sustituir a Mourinho es Guus Hiddink, el holandés amigo del magnate ruso, al que convirtió en seleccionador de su país y que ya dirigió al equipo inglés en 2009 con una polémica semifinal de Champions perdida ante el Barcelona.

A pesar de que los seguidores del Chelsea continúa con su respaldo a Mourinho y que en caso de destitución el portugués debería ser indemnizado con al menos 40 millones de libras, la situación del luso parece ya insostenible, en caída libre y con la guerra recrudecida con sus futbolistas, a quienes ha tildado de traidores. De Eden Hazard llegó a decir el lunes que «en 10 segundos decidió que estaba lesionado», cuando se ha confirmado que el belga sufrió un fuerte golpe en la cadera y que es muy dudoso para enfrentarse el sábado al Sunderland, duelo que podría decidir el futuro inmediato del preparador de Setúbal. También ha chocado Mourinho, entre otros muchos, con Cesc y Diego Costa, aún no ha renovado a Ivanovic como prometió, el pasado lunes retiró a John Terry en el duelo ante el Leicester y, ni siquiera los nuevos, caso de Pedro, están contentos con quien también incendió el vestuario del Real Madrid y dejó tierra quemada en la casa blanca.

Mourinho, que cobra en el Chelsea 250.000 libras a la semana (unos 340.000 euros), es decir, unos 19 millones de euros por temporada, tiene contrato hasta 2019, tras renovarlo el pasado año, y si es despedido antes de cumplirlo tendría que percibir el sueldo de tres años. Sin embargo, es previsible que alcanzase un acuerdo con Abramovich para renunciar a la mitad de su finiquito en caso de que no llegue a final de curso. La crisis del Chelsea puede agravarse aún más de aquí hasta el 16 de febrero, ida de octavos de la Champions ante el PSG, ya que durante los dos próximos meses el equipo londinense tendrá que afrontar 10 jornadas de la Premier y al menos un partido de la FA Cup, y dos de los duelos en la liga serán frente al Manchester United y otro ante el Arsenal.