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Sr. García .

El saco de las mil caras

Cruce de vías ·

Cuando oigo sonar la campana me retiro del combate y dejo que mi doble, mi fiel sicario, resuelva el asunto

Sábado, 8 de diciembre 2018, 00:23

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Nos conocimos un día en que los dos íbamos paseando por la playa en sentido contrario. Al cruzarnos volvimos la cara de inmediato y nos ... quedamos pasmados, sin palabras, al descubrir que éramos iguales, como si estuviéramos frente al espejo que reflejaba la imagen de un desconocido. Pero no tenía ningún espejo delante, simplemente había encontrado a ese doble que dicen que todos tenemos en alguna parte del mundo. Fui yo quien rompió el silencio, me presenté y él tragó saliva antes de pronunciar su nombre mientras nos estrechábamos la mano sin desviar la mirada el uno del otro. Me propuso tomar una cerveza que acepté de inmediato, ¿cómo iba a negarme algo a mí mismo? El azar había dispuesto que ambos viviéramos en la misma ciudad, tuviéramos pensamientos similares e idénticas aficiones. Bebimos otra cerveza y otra, a los dos no gustaba beber, nos sigue gustando. Desde entonces nos citamos a menudo para tomar unas cañas y desahogarnos. Como si por fin hubiéramos conseguido hacer hablar al hombre del espejo que teníamos enfrente toda nuestra vida.

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