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Eddie Redmayne, en 'La teoría del todo'.
Eddie Redmayne, el yerno perfecto

Eddie Redmayne, el yerno perfecto

La interpretación que hace del astrofísico Stephen Hawking en 'La teoría del todo' coloca como gran favorito al Oscar a este británico discreto que se acaba de casar

PABLO PAZOS

Viernes, 13 de febrero 2015, 12:35

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A sus 33 años Eddie Redmayne (Londres, 1982) se acaba de casar y colecciona premio tras premio, mientras disipa cualquier atisbo de duda de que es el gran favorito para alzarse con el Oscar al mejor actor por encarnar a Stephen Hawking en 'La teoría del todo'. Una película y un papel que le van como anillo al dedo a los gustos de la Academia de Hollywood: biopic sobre personaje real que debe afrontar un terrible desafío físico (aquí, paralizado y confinado a una silla de ruedas), el cual, sin embargo, no le impide desarrollar una carrera brillante gracias al triunfo de su tesón y voluntad. Superación y mensaje optimista, el cóctel mágico.

Redmayne es como su personaje en 'Mi semana con Marilyn', filme de 2011 que a cualquier observador atento obligó a apuntar bien su nombre: el yerno perfecto, un chico sano y trabajador, de aspecto quizás tímido pero resolutivo, gran corazón. Producto de la inagotable cantera británica que aún conserva la candidez de quien se ve a sí mismo como un intruso en Hollywood. Capaz de admitir, entre ruborizado e ingenuo, que durante una fiesta en Los Ángeles su mujer y él persiguieron a Jennifer Aniston como si fueran unos simples fanáticos de la serie 'Friends' cuyo sueño consistía en conseguir su autógrafo. Es más que probable que, a partir del día 22, sea él quien se canse de firmarlos.

En 'Mi semana con Marilyn' (otro biopic), Redmayne se metía en la piel de Colin, un chico que intenta abrirse hueco en la complicada industria del cine desde los escalones más bajos. No fue el caso del londinense, que con 16 años ya actuaba en la televisión, pero es inevitable encontrar ciertos paralelismos con esa forma de ser discreta, sin estridencias, de actor y personaje. El único de su familia con intereses en la interpretación, educado en el prestigioso Eton College, concluida su formación académica inició una carrera en las pantallas pequeña y grande sin altibajos, creciendo a cada paso, sin hacer excesivo ruido pero sin dar, tampoco, ningún paso en falso.

Olfato artístico

Entre 2006 y 2010 rueda un puñado de películas que van cimentando su currículum: 'Mente criminal', 'El buen pastor', 'Savage Grace' (cara a cara con Julianne Moore, con la que quizás se haga la foto de los ganadores en la gran noche de los Oscar), 'Elizabeth: La edad de oro', 'Las hermanas Bolena' (donde compartía escenas con Scarlett Johansson) y 'Garra negra' son algunos de esos títulos. A continuación, con buen olfato, se suma al reparto de 'Los pilares de la tierra', miniserie basada en el best-seller de Ken Follett, donde encarna a otro chico callado y tímido, Jack. El proyecto perfecto para que el gran público se familiarice con su rostro.

De regreso al cine, en 2011 estrena la citada 'Mi semana con Marilyn', donde vuelve a sacar buen partido a ese aspecto entre frágil y retraído en sus mano a mano con Kenneth Branagh y Michelle Willliams. Una película que quizás pasó un tanto (e injustamente) desapercibida, pero que a buen seguro fue clave para lo que habría de venir después. La demostración de que aquel chico londinense atesoraba un enorme potencial. Acabó de confirmarlo tan solo un año después, en ese bombazo que fue 'Los miserables', el musical basado en el famoso novelón de Víctor Hugo. Redmayne, como Marius, probó que también sabía cantar, redondeando su insultante lista de cualidades.

Le faltaba a su carrera, sin embargo, un impulso, la oportunidad de destacar por encima del resto. Ese papel que le distinguieran de otros actores de su generación que también hacían méritos para jugar en la liga de las estrellas. Y ese papel le llegó de la mano de 'La teoría del todo'. Un caramelo que no desaprovechó. Desde el primer minuto, Redmayne borda su interpretación del astrofísico más famoso del mundo. Un rol de una exigencia descomunal, que en algunas ocasiones le obligaba, en el mismo día de rodaje, a encarnar al Stephen Hawking todavía sano, al genio ya diagnosticado y con muletas y, por último, al hombre atrapado en una silla de ruedas, obligado a comunicarse con los demás de forma no verbal.

Redmayne sale más que airoso de la prueba. Su interpretación es sobresaliente, rebosante de humanidad, capaz de resultar convincente, para no caer en el cliché, y al mismo tiempo de huir de los inevitables corsés físicos para conectar con el espectador. Beneficiada, además, de la estupenda química con Felicity Jones, que encarna a su primera esposa. A pesar de que Michael Keaton protagonizó, con su 'resurrección', una de las historias del año en Hollywood, es muy probable que este treintañero acaba robándole la gloria. Lo hará a su manera, de forma discreta y elegante, con una sonrisa tímida dibujada en su cara. Como lo ha hecho hasta ahora y seguirá haciéndolo en un futuro que se adivina prometedor.

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