La obsesión de Emmanuel Lafont con las fotos más personales de un espía nazi

Y nunca se dice nunca porque el vínculo de Emmanuel Lafont con la historia de este espía nazi va mucho más allá de la calidad de la fotografías. «Cada vez que abro esa caja de fotos me entran ganas de llorar y me pongo muy emotivo. Mira que estamos hablando de que era un nazi, que eso a priori no congenia nada conmigo. Pero es como ver que hasta el villano de la película tiene corazón... Es bonito ver cómo ese hombre estaba tan enamorado y tenía esa devoción por su mujer; yo tengo cartas que se mandaban el uno al otro y me enternece ver mucho esa luz en una historia tan chunga», reflexiona el artista, que ha estado años investigando junto a Alfonso, dueño de la tienda de antiguedades de Mallorca, sobre la vida de estas fotografías.

El proceso para llegar hasta 'Todo se diluye' es una intervención total en estas fotografías antiguas. Así mismo lo explica el artista, comenzando por el álbum de fotos que hay en la vitrina de esta exposición en Ignacio del Río: «Primero empecé por el álbum, donde las fotos están modificadas haciendo collages pero sin ningún agente externo, sólo con las propias imágenes. Y a partir de ahí me sentí en un callejón sin salida porque comencé a pensar en más cosas como qué pasaría si lo llevaba al dibujo», explica Lafont sobre su obra en esta muestra, que pasa de los collages a los dibujos de grafito y de ahí a las litografías.

Son más de treinta piezas las que expone en la sala de esta galería del Soho y que podrán disfrutarse hasta el próximo 12 de enero. Una muestra que abarca desde los collages fotográficos, retratos surrealistas, procesos abstractos hasta dibujos hiperreales, como define la comisaria, Carmen Cortés. «Al contemplar los dibujos de Lafont, de una belleza y perfección casi imposibles, no somos conscientes del estricto método de trabajo que conlleva su manufactura», apunta la comisaria. Y es que el propio artista afirma que trabaja mucho con la paciencia en esos collages casi imposibles con piezas milimétricas. «Intento trabajar sin prisa, me gusta hacerlo con tranquilidad», concreta Lafont.

No le gusta teorizar las obras porque la mayoría de las veces en el arte se toman las decisiones por intuición, como le pasa con los colores. «Esta muestra tiene poco color, pero los que he usado son siempre los mismos, con los que más cómodo me siento últimamente. Y es verdad que luego me fijo en mis sudaderas y son de los mismos tonos que he usado en las obras; me he dado cuenta que no tengo ningún favorito, que voy por rachas...», aclara el artista. Al igual que cuando su pareja le hizo el apunte de que en 'Todo se diluye' le ha dado un gran protagonismo a la mujer: «Y es verdad, es bonito cuando descubres cosas así... Generalmente en estas obras la protagonista es la mujer de él, del espía nazi. También he trabajado mucho con la abuela de la familia, que es la de la fotografía calada; su hija, que es otra que sale en gran parte de la obra o incluso su hermana. Son tres generaciones con las que me obsesiono», cuenta.

Ese es el trabajo que Emmanuel Lafont crea a través de la historia de la vida de este espía nazi. Pero también en esta exposición se encuentra uno de sus sellos más personales: las anotaciones en las paredes. Desde sueños y pesadillas en las que muere, opiniones sobre el caso Rubiales hasta conversaciones con Ignacio del Río en la preparación de esta muestra. «Es que tengo la teoría de que lo que a uno le afecta a lo que hace; mis dibujos están condicionados por la realidad. Y como tardo tanto en hacerlos voy tomando apuntes de lo que está ocurriendo. Por eso tengo notas sobre el caso Rubiales, donde hago como una crónica para dejar reflejo de lo que pasa mientras trabajo. También se pueden leer conversaciones con Ignacio mientras venía a montar la exposición o incluso pesadillas, porque mis sueños son muy catastróficos siempre. Eso me condiciona a la hora de trabajar», explica Lafont.

Las notas en la pared tienen mucho que ver con el significado del título de la exposición: «Lo de que 'todo se diluye' hace referencia al paso del tiempo, a ese miedo personal pero generalizado de que todo pasa tan rápido que mañana dejamos de estar. Por eso tengo esa necesidad de dejar constancia y recuerdos en la pared, marcas, corazones tallados en el árbol... El ser humano tiene necesidad de dejar huella», concluye Emmanuel Lafont. Así que, como dice su marido, Fran García, en el recorrido de esta exposición «avancemos de puntillas por un paseo donde el recuerdo, la realidad y la imaginación quedan diluidos en miradas que gritan desde un silencio acotado sólo por el papel».