Manzanares: «¿De verdad que no me concede la segunda oreja?»

Los prolegómenos de la tarde tuvieron como protagonista al torero peruano, que recibió el Capote de Paseo otorgado por el Ayuntamiento de Málaga, una tradición que se remonta a 1961, de manos del alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre, y la concejala de Fiestas del Consistorio, Teresa Porras, a la mejor faena del abono de 2022.

Igualmente, el diestro también recogió el Estoque de Plata 'Antonio Ordóñez', distinción que concede la Diputación Provincial, en reconocimiento a la mejor faena de la Feria Taurina de Málaga del pasado año, realizada el miércoles 17 de agosto al primer toro de su lote, de la ganadería de Daniel Ruiz, y al que le cortó las dos orejas que le permitieron abrir la puerta grande 'Manolo Segura', un hecho que volvió a suceder ayer con un público volcado con el joven matador de toros al grito de ¡torero, torero!

Y es que el peruano lo dio todo con el último astado que la gente valoró, sobre todo, su valor y su pundonor, en su vuelta a los ruedos tras una cogida. «Estoy contento de volver a torear otra vez, ya recuperado. Pero también se sufre en esta profesión, pero es lo que quiero y elegí y me siento muy feliz cuando me siento torero. A veces te entregas tanto que solo te acuerdas del presente y eso significa que te olvidas del cuerpo», argumentó a este periódico, a la vez de sentirse muy contento de haber recibido las dos distinciones y en «una plaza que me apetece mucho siempre».

Aunque también el regreso de Manzanares al coso del Paseo de Reding fue muy aplaudido. Fue el primer diestro que tocó pelo de la jornada y se sintió a gusto con el primero de su lote. «La verdad es que el toro ha tenido calidad, pero muy justo de fuerza. Ya de salida con el capote siempre ha tirado para chiqueros y muy paradito y en cuanto le exigías más de la cuenta, se paraba. De hecho entre tanda y tanda tenía que darle un montón de aire para que se recuperara y pudiera embestir una tanda más y ahí, a base de darle esos tiempos y no exigirle mucho durante el muletazo, he podido ligarle alguna tanda que otra. Contento. Tenía muchas ganas de volver a Málaga porque desde el 2019 no venía y es una de mis plazas preferidas», explicó a SUR el torero alicantino en el callejón.

Otra actitud muy diferente fue la que tuvo con respecto al resultado de su segunda intervención al no estar de acuerdo con la decisión del presidente del coso en este día, Antonio Roche, llegándosele a escuchar cerca de las tablas su incomprensión por no conseguir un trofeo más, con lo que habría acompañado a Roca Rey a abandonar la plaza sobre los hombros de los capitalistas. «¿En serio? ¿De verdad que no me va a conceder la segunda oreja?», se lamentó, así como muchos de los aficionados que cubrían de blanco los tendidos solicitando un nuevo apéndice.

Con Fortes, la plaza se volcó con el paisano y le demostró el cariño durante el desarrollo de las faenas y en la vuelta al ruedo mientras sonaba ¡torero, torero!

Pero una de las muestras de afecto más hermosas fue la que se produjo tras el festejo del pasado martes en el ruedo de La Malagueta. Un grupo de amigos, aficionados, presidentes y personal del coso, periodistas taurinos, policías y veterinarios, entre otros, le tributaron un pequeño homenaje a Ildefonso Dell´Olmo, político malagueño, quien también presidió la plaza durante varios años, y ahora sufre una enfermedad degenerativa postrado en una silla de ruedas. «Queremos que sepas que personas como tú, serio, noble, riguroso y a la vez justo son los que hacen que el mundo del toro te recuerde y te respete, ya sean toreros, ganaderos o apoderados», son algunas de las palabras que le dedicaron. Asimismo, también le agradecieron «su amor a Andalucía, a tu Málaga, a tu Semana Santa y a tu taurimismo, que siempre llevaste por bandera en tiempos difíciles. Gracias, porque te has ganado la puerta grande de la vida».

Un sencillo pero emotivo acto para un defensor de la tauromaquia, perteneciente a la familia taurina de Málaga, y que culminó con la entrega de un cuadro-diploma en reconocimiento, mientras él lloraba de alegría.