La Lupi se arranca a bailar por la Lupi
La artista malagueña recupera y actualiza las coreografías flamencas más simbólicas de su carrera en 'Épicus', un espectáculo gestado en el confinamiento que ve la luz el 25 de abril en el Teatro del Soho
Hace doce años, La Lupi tuvo una grave lesión de espalda. Ella, alma inquieta en constante movimiento, se vio paralizada de cuello para abajo durante ... un mes. Y ella, bailaora de fuerza y raza, tuvo que aprender a moverse de otra manera. De la necesidad hizo virtud y entonces nació su 'Serrana', uno de los hitos de su carrera. Aquella pieza se convertiría en la seña de identidad de una artista que ha llevado la caña por escenarios de medio mundo, que conquistó al público con sus cantiñas junto a la voz de Miguel Poveda y que todavía se emociona recordando los tarantos que bailaron las más grandes. Ahora Susana Lupiáñez recupera las piezas que la han hecho ser La Lupi en 'Épicus', la obra que el 25 de abril llega al Teatro del Soho CaixaBank, dentro del Ciclo Flamenco en el Soho (19.00 horas, desde 25 euros).
Lo hace un año después de lo previsto, retrasado en la agenda como tantas otras cosas a golpe de coronavirus. La crisis sanitaria fue la responsable de su aplazamiento, pero también de su creación. Cuenta La Lupi que 'Épicus' se gestó durante el confinamiento, en esos largos días de «introspección» en el encierro obligado. «Pensé que antes de seguir hacia adelante tenía todavía que trabajar en el camino que he creado durante mucho tiempo, en cosas que se me habían olvidado y que tenía que refrescar«, argumenta.
Por eso vuelve a sus bailes más «simbólicos» para recordar «por qué ocurrieron y para qué ocurrieron». Los revisa y los pone al día. «Porque han evolucionado a la vez que yo. No están sin retocar, porque yo tampoco estoy sin retocar. En mí han pasado muchas cosas y esos cambios se tienen que reflejar«, detalla la bailaora.
Después de revivir a su manera a Pastora Imperio en 'Cartas a Pastora', de recuperar a 'La Paula' y de rendir homenaje a todas las mujeres en la madurez en 'Lenguaje oculto', esta vez La Lupi baila por La Lupi. «Muestro de alguna forma ese trabajo que hay cuando monto un baile y creo un espectáculo, que no es solo a través de coreografías sino del estudio, de la investigación y de lo que ocurre en mi vida en ese momento», detalla.
De una lesión nació su serrana, conquistó al público con sus cantiñas en la voz de Poveda y con la caña revivió a Pastora
Tras un guiño a los verdiales en la introducción –«Es mi niñez, mi tierra»–, La Lupi empieza a recorrer su vida profesional desde la serrana que en 2009 hizo que el mundo del flamenco pusiera el foco sobre ella. La caña representa otra etapa «especial», «el momento de los elementos» lo llama. Fue cuando se colocó el sombrero cordobés para contar la historia de Pastora Imperio, inspirada por el material sobre ella que recopiló en un intenso trabajo de investigación.
Le siguen las cantiñas, la muestra de que para La Lupi el flamenco es un reto. Si lo habitual es ir de menos a más, aquí invierte el camino. «Es un trabajo escénico bestial porque el público reacciona a la velocidad y a la fuerza de los palos flamencos que siempre terminan más rápido con enjundia, con vehemencia. Y aquí es al revés», explica. Esa forma de hacer cobró relevancia en su montaje 'RETOrno' (con el que debutó en Nueva York) y en las giras que hizo junto a Miguel Poveda.
Todo acaba con un taranto, «el recuerdo que tengo de los años 90 cuando vivía en Madrid e iba a ver a las grandes bailaoras, como Merche Esmeralda, Manuela Vargas, Lola Greco y Blanca del Rey». Ese movimiento estilizado, teatral, elegante y femenino le marcaría para siempre.
Sin artificios
'Épicus' es flamenco sin artificios, con la mínima escenografía posible, con nada que interfiera o distraiga de lo que sucede sobre las tablas. Pero La Lupi no está sola. Le acompañan al baile Marina Perea y Sara Carnero, al cante Alfredo Tejada y Miguel Ortega y a las guitarras Óscar Lago y Curro de María, su inseparable compañero de carrera y vida. Además, por primera vez, la compañía que ella levanta ha conseguido una ayuda del INAEM y de la Junta de Andalucía para poner en marcha este espectáculo en plena pandemia.
El confinamiento, reconoce, fue un periodo difícil para quien está acostumbrada a llevar la maleta a cuestas. «El primer mes agradeces estar en casa descansando, al segundo haces cosas que antes no te había dado tiempo, pero después ya va pesando», asegura. A punto de cumplir los 50 años –el próximo agosto–, la Lupi se siente «arriba antes del eclipse» que se le presupone a una actividad de tanta fuerza física como el baile jondo. «Ha sido un poco duro. Con 20 tienes toda la vida por delante para recuperar un año, pero con 50... es más complicado», declara. Aún así, trabajadora y luchadora desde niña, la malagueña siente que recupera el ritmo «por días». «Ha habido un cambio en mí. Voy sin pausas y siento que todo rueda bien, que lo que hago es fructífero. Por eso mi estado anímico es de tranquilidad, me siento con más paz que nunca, me encuentro feliz«, confiesa.
'Épicus' llega a Málaga tras verse en Andorra y Baracaldo por el retraso del estreno en el Soho, donde ya hay mucho del aforo vendido para el 25 de abril. Por eso no duda un segundo al decir que se sabe «profeta» en su tierra. También ella se lo ha trabajado, «a base de pegar muchos carteles a las tantas de la mañana, de bailar en calles y plazas y de gritar mi nombre para que el público me conociera».
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