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El hijo díscolo de la burguesía

Poesía al SUR ·

Nació para aristócrata, pero eligió los bajos fondos. A Jaime Gil de Biedma le bastaron menos de cien poemas para agitar a toda su generación antes de ser arrollado por una espiral de autodestrucción

Alberto Gómez

Viernes, 16 de noviembre 2018, 01:05

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Elegante hasta la impertinencia, Jaime Gil de Biedma iba a clase con un pañuelo en el bolsillo de la americana y un alfiler de ... oro en la corbata. Durante años respetó su condición de hijo de la alta sociedad catalana, bañándose en una cascada de privilegios inusuales en aquella España de posguerra. «Yo nací (perdonadme) / en la edad de la pérgola y el tenis», escribió en 'Infancia y confesiones', entablando un diálogo irónico con Alberti y su «Yo nací —¡respetadme!— con el cine». Extendió el guiño a uno de los poemas más populares de Machado: «Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla / y un huerto claro donde madura el limonero». Más de medio siglo después, Gil de Biedma respondió: «Mi infancia eran recuerdos de una casa / con escuela y despensa y llave en el ropero, / de cuando las familias / acomodadas, / como su nombre indica, / veraneaban infinitamente».

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